El juego de las interfaces cerebro-ordenador acaba de cambiar.
Ha salido a la luz una noticia impactante: los chips de Neuralink ya pueden controlar cualquier dispositivo que responda a ordenadores o smartphones.
Piensa en lo que eso significa realmente. ¿Tu coche? Controlado con la mente. ¿Drones flotando fuera? Lo mismo. Incluso la lámpara de tu salón podría responder a tus pensamientos puros.
Sin botones. Sin comandos de voz. Sin pantallas táctiles.
Solo... intención.
Esto ya no es una fantasía de ciencia ficción lejana. La tecnología de implantes neuronales ya está aquí, ya funciona. Lo que empezó como un avance médico para pacientes con parálisis acaba de evolucionar hacia algo mucho más grande.
¿Las implicaciones? Enormes.
Estamos hablando de una reinvención completa de cómo los humanos interactúan con la tecnología. Cada dispositivo conectado en tu ecosistema—desde los sistemas inteligentes del hogar hasta el transporte—podría sincronizarse directamente con tus señales neuronales.
Algunos están entusiasmados. ¿Otros? Aterrados.
Pero hay algo innegable: la línea entre el pensamiento biológico y la ejecución digital se está difuminando rápidamente. Y solo estamos empezando a vislumbrar lo que las interfaces neuronales podrían desbloquear.
La revolución no está por venir. Ya ha comenzado, silenciosamente.
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Lonely_Validator
· hace7h
¿De verdad? ¿Controlar el coche con la mente? Si mi cabeza está llena de pensamientos dispersos, ¿cuántas veces tendría que chocar?
Espera, si este cacharro se implanta en el cerebro, ¿qué pasa si un hacker lo hackea...? Cuanto más lo pienso, más miedo da.
Otra cosa que suena genial pero que en realidad servirá para que los capitalistas nos expriman, aunque aun así quiero probarlo.
El avance de Neuralink es increíble, parece que las películas de ciencia ficción están a punto de convertirse en documentales.
La verdad es que me da un poco de miedo, pero la curiosidad puede más. ¿De verdad se podrá producir esto en masa?
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SignatureAnxiety
· hace7h
Lo primero que se me ocurre es... ¿qué pasa si me hago un raspado después de implantarme el chip?
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No, es que me preocupa más que se filtren mis pensamientos que mi información física.
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¿Control mental? Por favor, que mis pensamientos aleatorios no puedan controlar cosas, porque mi mente está siempre divagando.
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Espera, ¿y si esto puede ser hackeado? Entonces otros podrían controlar directamente mis pensamientos...
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Sinceramente, por emocionante que sea, no hay nada como estar tumbado mirando el móvil; además, hay que pasar por una operación para implantar el chip.
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Neuralink ya está aquí, pero lo que más me preocupa es si lo cubre la seguridad social.
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¿Habrá gente que se lo implante solo para jugar? Yo creo que en diez años seguro que sí...
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BearMarketBarber
· hace7h
Joder, ¿control mental directo? Entonces el volante que compré no sirve para nada.
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VitalikFanboy42
· hace7h
La verdad es que tengo un poco de miedo, ¿qué hago si todo lo que pienso está siendo monitorizado?
El juego de las interfaces cerebro-ordenador acaba de cambiar.
Ha salido a la luz una noticia impactante: los chips de Neuralink ya pueden controlar cualquier dispositivo que responda a ordenadores o smartphones.
Piensa en lo que eso significa realmente. ¿Tu coche? Controlado con la mente. ¿Drones flotando fuera? Lo mismo. Incluso la lámpara de tu salón podría responder a tus pensamientos puros.
Sin botones. Sin comandos de voz. Sin pantallas táctiles.
Solo... intención.
Esto ya no es una fantasía de ciencia ficción lejana. La tecnología de implantes neuronales ya está aquí, ya funciona. Lo que empezó como un avance médico para pacientes con parálisis acaba de evolucionar hacia algo mucho más grande.
¿Las implicaciones? Enormes.
Estamos hablando de una reinvención completa de cómo los humanos interactúan con la tecnología. Cada dispositivo conectado en tu ecosistema—desde los sistemas inteligentes del hogar hasta el transporte—podría sincronizarse directamente con tus señales neuronales.
Algunos están entusiasmados. ¿Otros? Aterrados.
Pero hay algo innegable: la línea entre el pensamiento biológico y la ejecución digital se está difuminando rápidamente. Y solo estamos empezando a vislumbrar lo que las interfaces neuronales podrían desbloquear.
La revolución no está por venir. Ya ha comenzado, silenciosamente.