Recientemente vi una entrevista que me dejó completamente impactado.
Musk ha lanzado otra opinión de nivel nuclear: con IA y robots, en tres años se puede resolver el agujero de los 38 billones de dólares de deuda nacional de EE.UU. Sin subir impuestos ni recortar gastos. ¿Suena a ciencia ficción? Pero él lo dice totalmente en serio.
La lógica, en realidad, es brutalmente sencilla: cuando la IA y los robots lleven la productividad al extremo, la velocidad de producción de bienes y servicios superará con creces la de la emisión de dinero. ¿El resultado? Los precios no solo no subirán, sino que bajarán, y la carga real de la deuda se diluirá de forma natural. Él lo llama "deflación productiva". En su opinión, la crisis de deuda es, en esencia, un efecto secundario de la lentitud en la iteración tecnológica.
Lo más inquietante es que sus empresas están construyendo discretamente un ecosistema tecnológico completo. El robot Optimus de Tesla se empezará a producir en masa el año que viene, sustituyendo directamente el trabajo humano; SpaceX se encarga del suministro energético espacial; Starlink instala la red de comunicaciones global; xAI actúa como el cerebro inteligente que coordina todo. Las cuatro piezas encajan y forman una máquina de nivel civilizatorio.
Pero lo más rompedor viene después.
Musk cree que el dinero desaparecerá en el futuro. Cuando la IA y los robots puedan satisfacer todas las necesidades materiales y el trabajo se convierta en una afición, ¿qué sentido tiene el dinero como herramienta contable? Su conclusión es: la verdadera moneda es la energía. Quien controle la energía y la capacidad de cómputo, controlará el sistema de valores del futuro.
¿Y la gente corriente? Si tuviera que invertir, ¿qué elegiría? El propio Musk dice que compraría acciones de empresas de IA y robótica, aunque no tuvieran que ver con él. Menciona específicamente a Google y Nvidia.
Lo curioso es que Masayoshi Son ha vendido recientemente todas sus acciones de Nvidia y lo ha apostado todo a nuevos proyectos como OpenAI. ¿Por qué? Porque el campo de batalla ha pasado del entrenamiento de IA a la fase de inferencia, y el TPU de Google empieza a superar en coste-beneficio. El guion de la guerra del cómputo está cambiando.
¿Qué significa esto para el mercado cripto?
Primero, si realmente ocurre la deflación productiva, los tipos de interés reales podrían dispararse, el sistema tradicional de deuda pública se vería afectado y el relato de los criptoactivos como "dinero duro" podría resurgir. Segundo, el avance de la IA necesita redes descentralizadas de cómputo y energía, por lo que los protocolos cripto probablemente se conviertan en la infraestructura subyacente. Por último, la competencia entre Nvidia y Google indica que el sector de hardware para IA será muy volátil, y tanto las oportunidades como los riesgos de los tokens ligados a la potencia de GPU se incrementarán.
¿Es esta visión de Musk un delirio de loco o un anticipo del futuro? La cuenta atrás de tres años ya ha comenzado. ¿Apostarás por la IA o seguirás observando con tus criptos en la mano?
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GameFiCritic
· hace19h
¿La lógica de la deflación de la productividad es coherente en sí misma? La clave sigue siendo si el suministro de energía puede mantenerse al día o no. El sistema teórico de Musk suena completo a primera vista, pero si analizas en detalle el modelo de costes energéticos, tiene lagunas.
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BearMarketSurvivor
· hace19h
Musk vuelve a prometer grandes cosas, pero esta vez la promesa es tan grande que asusta. ¿Curar 38 billones en tres años? No me lo creo ni de broma.
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ETHReserveBank
· hace19h
El discurso de Musk... suena impresionante, pero ¿realmente se puede lograr? Soy escéptico. La lógica de la deflación de la productividad tiene grandes fallos.
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ProposalDetective
· hace20h
Musk vuelve a vender humo, ¿los 38 billones simplemente desaparecen así como así? La deflación de la productividad suena bien, pero ¿y la realidad?
Recientemente vi una entrevista que me dejó completamente impactado.
Musk ha lanzado otra opinión de nivel nuclear: con IA y robots, en tres años se puede resolver el agujero de los 38 billones de dólares de deuda nacional de EE.UU. Sin subir impuestos ni recortar gastos. ¿Suena a ciencia ficción? Pero él lo dice totalmente en serio.
La lógica, en realidad, es brutalmente sencilla: cuando la IA y los robots lleven la productividad al extremo, la velocidad de producción de bienes y servicios superará con creces la de la emisión de dinero. ¿El resultado? Los precios no solo no subirán, sino que bajarán, y la carga real de la deuda se diluirá de forma natural. Él lo llama "deflación productiva". En su opinión, la crisis de deuda es, en esencia, un efecto secundario de la lentitud en la iteración tecnológica.
Lo más inquietante es que sus empresas están construyendo discretamente un ecosistema tecnológico completo. El robot Optimus de Tesla se empezará a producir en masa el año que viene, sustituyendo directamente el trabajo humano; SpaceX se encarga del suministro energético espacial; Starlink instala la red de comunicaciones global; xAI actúa como el cerebro inteligente que coordina todo. Las cuatro piezas encajan y forman una máquina de nivel civilizatorio.
Pero lo más rompedor viene después.
Musk cree que el dinero desaparecerá en el futuro. Cuando la IA y los robots puedan satisfacer todas las necesidades materiales y el trabajo se convierta en una afición, ¿qué sentido tiene el dinero como herramienta contable? Su conclusión es: la verdadera moneda es la energía. Quien controle la energía y la capacidad de cómputo, controlará el sistema de valores del futuro.
¿Y la gente corriente? Si tuviera que invertir, ¿qué elegiría? El propio Musk dice que compraría acciones de empresas de IA y robótica, aunque no tuvieran que ver con él. Menciona específicamente a Google y Nvidia.
Lo curioso es que Masayoshi Son ha vendido recientemente todas sus acciones de Nvidia y lo ha apostado todo a nuevos proyectos como OpenAI. ¿Por qué? Porque el campo de batalla ha pasado del entrenamiento de IA a la fase de inferencia, y el TPU de Google empieza a superar en coste-beneficio. El guion de la guerra del cómputo está cambiando.
¿Qué significa esto para el mercado cripto?
Primero, si realmente ocurre la deflación productiva, los tipos de interés reales podrían dispararse, el sistema tradicional de deuda pública se vería afectado y el relato de los criptoactivos como "dinero duro" podría resurgir. Segundo, el avance de la IA necesita redes descentralizadas de cómputo y energía, por lo que los protocolos cripto probablemente se conviertan en la infraestructura subyacente. Por último, la competencia entre Nvidia y Google indica que el sector de hardware para IA será muy volátil, y tanto las oportunidades como los riesgos de los tokens ligados a la potencia de GPU se incrementarán.
¿Es esta visión de Musk un delirio de loco o un anticipo del futuro? La cuenta atrás de tres años ya ha comenzado. ¿Apostarás por la IA o seguirás observando con tus criptos en la mano?