La proyección para 2026 de un importante gestor de activos está encendiendo las alarmas: la base económica de Estados Unidos podría ser más frágil de lo que la mayoría imagina. Con la deuda federal superando la marca de los $38 billones, algo fundamental se está rompiendo en las finanzas tradicionales.

¿La verdadera historia? Esos bonos del Tesoro a largo plazo en los que las instituciones han confiado durante décadas como cobertura principal ya no están funcionando. Cuando tu refugio seguro empieza a parecer inestable, tienes que cambiar de rumbo.

Eso es exactamente lo que está ocurriendo. El dinero institucional se está desplazando de forma silenciosa pero decidida. Los activos digitales ya no son solo una apuesta especulativa: están convirtiéndose en componentes centrales de las carteras. No por el bombo mediático, sino porque el antiguo manual ya no funciona cuando la deuda se descontrola de esta manera.

La fragilidad no es teórica. Se está reflejando en las estrategias con visión de futuro de los mismos actores que antes rechazaban por completo las criptomonedas. Los tiempos cambian rápido cuando hay billones en juego.