He estado viendo fútbol durante casi 20 años. He vivido la época del "pequeño Mundial" de la Serie A, también la era de los dos gigantes de LaLiga, y he estado fascinado por la lucha de los BIG6 en la Premier League.
Anoche vi el sorteo del Mundial de Estados Unidos, Canadá y México, y no pude evitar suspirar: será una Copa del Mundo crepuscular en 2026, con un Cristiano Ronaldo de 41 años, un Modric de 41, un Messi de 39, un Lewandowski de 38, un James Rodríguez de 35... Las leyendas terminarán por despedirse.
El atardecer de Estados Unidos, Canadá y México pondrá el último borde dorado a los recuerdos futbolísticos de toda una generación.
Lo que nos cuesta dejar, no es simplemente el paso del tiempo, sino la juventud que se va con ellos.
Esos recuerdos juveniles que crecieron con nosotros, esas incontables noches en vela viendo partidos, esos momentos de euforia por un gol, también caerán lentamente bajo el crepúsculo de Norteamérica junto a las leyendas.
Tiempo, por favor, camina más despacio.
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He estado viendo fútbol durante casi 20 años. He vivido la época del "pequeño Mundial" de la Serie A, también la era de los dos gigantes de LaLiga, y he estado fascinado por la lucha de los BIG6 en la Premier League.
Anoche vi el sorteo del Mundial de Estados Unidos, Canadá y México, y no pude evitar suspirar: será una Copa del Mundo crepuscular en 2026, con un Cristiano Ronaldo de 41 años, un Modric de 41, un Messi de 39, un Lewandowski de 38, un James Rodríguez de 35... Las leyendas terminarán por despedirse.
El atardecer de Estados Unidos, Canadá y México pondrá el último borde dorado a los recuerdos futbolísticos de toda una generación.
Lo que nos cuesta dejar, no es simplemente el paso del tiempo, sino la juventud que se va con ellos.
Esos recuerdos juveniles que crecieron con nosotros, esas incontables noches en vela viendo partidos, esos momentos de euforia por un gol, también caerán lentamente bajo el crepúsculo de Norteamérica junto a las leyendas.
Tiempo, por favor, camina más despacio.