El gigante bancario mundial Bank of America ha emitido oficialmente una directriz a sus clientes de gestión patrimonial, sugiriendo que consideren asignar entre el 1% y el 4% de sus carteras a activos digitales. Esta recomendación cubre a los clientes de Merrill Lynch, Bank of America Private Bank y la plataforma Merrill Edge, marcando una nueva etapa sustancial en la aceptación de las criptomonedas por parte de gigantes financieros tradicionales. A partir del 5 de enero, los estrategas de inversión del banco comenzarán a cubrir cuatro ETF de bitcoin al contado, incluyendo los de Bitwise, Fidelity, Grayscale y BlackRock. Este movimiento refleja una fuerte demanda de los clientes y está en línea con otras instituciones de Wall Street, conformando la infraestructura clave para la entrada de capital institucional, a pesar de que el mercado cripto atraviesa una profunda corrección.
Incorporación formal en los marcos de asignación de activos: el 1%–4% se convierte en el “nuevo consenso” institucional
Esta semana, Bank of America envió una directriz de inversión de gran importancia a su amplia base de clientes de gestión patrimonial. La Oficina del Director de Inversiones del banco recomienda que los inversores con un fuerte interés en la innovación temática y capaces de tolerar alta volatilidad consideren asignar entre el 1% y el 4% de su cartera a activos digitales. Chris Hyzy, director de inversiones de Bank of America Private Bank, subrayó en un comunicado: “Nuestras directrices enfatizan el uso de instrumentos regulados, asignaciones prudentes y una comprensión clara de las oportunidades y los riesgos”.
Esta recomendación es mucho más que una declaración teórica, ya que viene acompañada de una lista concreta de productos ejecutables. Desde el 5 de enero, los estrategas de inversión del banco cubrirán y analizarán oficialmente cuatro ETF de bitcoin al contado: Bitwise Bitcoin ETF (BITB), Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund (FBTC), Grayscale Bitcoin Mini Trust (BTC) e iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock. Este paso cambia radicalmente el modelo anterior, en el que los clientes solo podían acceder a estos productos bajo petición específica y los más de 15.000 asesores de patrimonio del banco no podían recomendar activamente estos productos. Nancy Fahmy, directora del área de soluciones de inversión de Bank of America, afirmó: “Esta actualización refleja la creciente demanda de los clientes por vías de acceso a activos digitales”.
El rango de asignación del 1% al 4% se interpreta con flexibilidad según el perfil de riesgo. Hyzy añadió: “El extremo inferior puede ser más adecuado para inversores conservadores, mientras que el superior puede adaptarse a quienes toleran un mayor riesgo en el conjunto de su cartera”. Esta recomendación cuantitativa proporciona un marco claro para el diálogo entre asesores y clientes, integrando los criptoactivos en la gestión clásica de riesgos de cartera y dejando atrás su imagen de opción meramente especulativa, con un peso simbólico y una capacidad real de atraer capital nada desdeñables.
Resumen de recomendaciones de asignación cripto de las principales instituciones de Wall Street
Bank of America: recomienda una asignación del 1% al 4% (enero de 2025)
Morgan Stanley: recomienda una asignación del 2% al 4% (octubre de 2024)
Fidelity Investments: recomienda una asignación del 2% al 5% (7,5% para inversores menores de 30 años, marzo de 2024)
BlackRock: recomienda una asignación del 1% al 2% (principios de 2025)
Productos cubiertos: principalmente a través de ETF de bitcoin al contado y otros instrumentos regulados
Giro colectivo en Wall Street: de la cautela a la adopción activa
La medida de Bank of America no es aislada, sino la última ola en el proceso de “criptización” de Wall Street durante el último año. Esta oleada afecta a todo el sistema financiero tradicional desde múltiples frentes. En cuanto al acceso a productos, instituciones como Morgan Stanley, Charles Schwab, Fidelity Investments y JPMorgan ya permiten a todos sus clientes invertir en determinados ETF de criptomonedas. El banco fintech SoFi lanzó hace un mes servicios de compraventa directa de criptomonedas para clientes minoristas, y otras entidades como Charles Schwab, Morgan Stanley y PNC Bank prevén seguir sus pasos.
En términos de teoría de asignación de activos, las opiniones de las principales instituciones convergen rápidamente. Ya en octubre de 2024, el Comité Global de Inversiones de Morgan Stanley proporcionó parámetros de asignación recomendando entre el 2% y el 4% en criptomonedas, describiéndolas como “una clase de activo especulativa pero cada vez más popular”. A principios de 2025, BlackRock propuso argumentos para asignar entre el 1% y el 2% en bitcoin. En marzo de 2024, Fidelity incluso sugirió una asignación agresiva del 7,5% para inversores menores de 30 años. Incluso Vanguard, tradicionalmente conservadora, anunció este lunes que permitirá la inclusión de ciertos ETF y fondos mutuos criptográficos en su plataforma.
Estos movimientos responden a un claro cambio en la dirección política. El gobierno de Trump ha impulsado este año una dramática reversión de la política cripto estadounidense, eliminando varias barreras regulatorias establecidas durante la era Biden para restringir la participación bancaria en actividades cripto y brindando un marco regulatorio más claro al sector. Aunque muchos bancos estadounidenses esperan que el Congreso apruebe una ley clave que establezca el marco general de supervisión federal de los mercados cripto antes de ofrecer servicios directos de compraventa y custodia, el actual clima político favorable ya ha sido suficiente para que las grandes instituciones comiencen a posicionarse activamente.
Viento de cola regulatorio y mercado adverso: ¿la “ventana dorada” para la entrada institucional?
Se está produciendo un fenómeno de mercado interesante y digno de análisis: por un lado, el entusiasmo y la infraestructura sin precedentes de las instituciones financieras tradicionales; por otro, el propio mercado cripto está sumido en una fuerte corrección y debilidad. Esta divergencia dibuja un cuadro complejo. Desde que bitcoin alcanzó un máximo histórico de más de 126.000 dólares a principios de octubre, su precio ha caído aproximadamente un tercio, situándose este lunes por la tarde en torno a los 85.000 dólares. En lo que va de año, bitcoin ha caído cerca de un 10%, mientras que el S&P 500 ha subido más de un 15% en el mismo periodo.
¿Qué implica esta divergencia para los inversores? A corto plazo, la corrección de mercado sin duda golpea la confianza y produce pérdidas notables en las carteras. Pero desde la perspectiva de la asignación institucional a largo plazo, los periodos de calma en el mercado pueden ser precisamente la “ventana dorada” para construir posiciones. Las recomendaciones de Bank of America y otras instituciones no animan a los clientes a comprar en picos de euforia, sino a realizar asignaciones prudentes y a largo plazo tras una corrección suficiente y una liberación parcial del riesgo. Reflejan una mentalidad inversora más madura y racional: considerar los criptoactivos como una cobertura frente a la depreciación fiat y una apuesta por la innovación tecnológica a largo plazo, no como herramientas de especulación a corto plazo.
El ejemplo de JPMorgan es ilustrativo. Aunque sus divisiones de gestión patrimonial global y estadounidense aún no han proporcionado directrices cripto oficiales a sus 5.900 asesores, sus planes de explorar otros ámbitos del mundo cripto se han acelerado este año. Desde el otoño, permite a los clientes de tarjetas de crédito Chase recargar cuentas en los principales CEX estadounidenses. Esto indica que la estrategia de los grandes bancos es integral, abarcando pagos, custodia, asignación de activos y más, a la espera del momento ideal de claridad regulatoria.
Análisis en profundidad: ¿por qué del 1% al 4%? El arte de la asignación de activos
Para el inversor medio, la cifra del 1% al 4% propuesta por Bank of America no es arbitraria, sino que está profundamente enraizada en la teoría moderna de carteras. Una asignación demasiado pequeña (por ejemplo, menos del 0,5%) no tiene impacto real en el riesgo o el rendimiento de la cartera, perdiendo sentido la asignación. Una asignación excesiva (por encima del 5%) en un activo tan volátil como las criptomonedas, puede superar la tolerancia al riesgo del inversor.
El rango del 1% al 4% logra un equilibrio sutil. Por ejemplo, en una cartera de 1 millón de dólares, supondría dedicar entre 10.000 y 40.000 dólares a criptoactivos. Incluso en el peor de los casos, una pérdida total de esa asignación solo impactaría hasta un 4% del patrimonio global, un riesgo gestionable. Sin embargo, si las criptomonedas, como predicen algunos, multiplican su valor en la próxima década, esa “pequeña” asignación podría convertirse en el motor cohete que impulse toda la rentabilidad de la cartera. Esta asimetría —riesgo a la baja limitado, potencial alcista enorme— es la lógica central de la recomendación institucional de pequeñas asignaciones. Ya no se trata de una apuesta, sino de una inversión disciplinada y calibrada según el riesgo a largo plazo.
A medida que los asesores patrimoniales de Bank of America empiezan a dialogar seriamente con sus clientes sobre esa asignación del 1% al 4%, el capítulo de los criptoactivos abandona su etapa salvaje. No es solo una actualización de recomendaciones de inversión, sino una tácita validación por parte del sistema financiero tradicional de su estatus como reserva de valor y clase de activo. El marcado contraste entre la frialdad actual del mercado y la calidez institucional revela dos horizontes temporales distintos: los operadores de mercado se centran en la volatilidad y el beneficio inmediato, mientras que las instituciones planifican el paisaje financiero a cinco o diez años vista. Para el inversor particular, quizá la pregunta ya no sea si “el bitcoin subirá o bajará mañana”, sino: ahora que Wall Street ha construido el puente hacia los activos digitales, ¿está tu cartera preparada?
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Bank of America abraza las criptomonedas: los clientes de alto patrimonio pueden asignar hasta un 4% de sus activos a criptoactivos
El gigante bancario mundial Bank of America ha emitido oficialmente una directriz a sus clientes de gestión patrimonial, sugiriendo que consideren asignar entre el 1% y el 4% de sus carteras a activos digitales. Esta recomendación cubre a los clientes de Merrill Lynch, Bank of America Private Bank y la plataforma Merrill Edge, marcando una nueva etapa sustancial en la aceptación de las criptomonedas por parte de gigantes financieros tradicionales. A partir del 5 de enero, los estrategas de inversión del banco comenzarán a cubrir cuatro ETF de bitcoin al contado, incluyendo los de Bitwise, Fidelity, Grayscale y BlackRock. Este movimiento refleja una fuerte demanda de los clientes y está en línea con otras instituciones de Wall Street, conformando la infraestructura clave para la entrada de capital institucional, a pesar de que el mercado cripto atraviesa una profunda corrección.
Incorporación formal en los marcos de asignación de activos: el 1%–4% se convierte en el “nuevo consenso” institucional
Esta semana, Bank of America envió una directriz de inversión de gran importancia a su amplia base de clientes de gestión patrimonial. La Oficina del Director de Inversiones del banco recomienda que los inversores con un fuerte interés en la innovación temática y capaces de tolerar alta volatilidad consideren asignar entre el 1% y el 4% de su cartera a activos digitales. Chris Hyzy, director de inversiones de Bank of America Private Bank, subrayó en un comunicado: “Nuestras directrices enfatizan el uso de instrumentos regulados, asignaciones prudentes y una comprensión clara de las oportunidades y los riesgos”.
Esta recomendación es mucho más que una declaración teórica, ya que viene acompañada de una lista concreta de productos ejecutables. Desde el 5 de enero, los estrategas de inversión del banco cubrirán y analizarán oficialmente cuatro ETF de bitcoin al contado: Bitwise Bitcoin ETF (BITB), Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund (FBTC), Grayscale Bitcoin Mini Trust (BTC) e iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock. Este paso cambia radicalmente el modelo anterior, en el que los clientes solo podían acceder a estos productos bajo petición específica y los más de 15.000 asesores de patrimonio del banco no podían recomendar activamente estos productos. Nancy Fahmy, directora del área de soluciones de inversión de Bank of America, afirmó: “Esta actualización refleja la creciente demanda de los clientes por vías de acceso a activos digitales”.
El rango de asignación del 1% al 4% se interpreta con flexibilidad según el perfil de riesgo. Hyzy añadió: “El extremo inferior puede ser más adecuado para inversores conservadores, mientras que el superior puede adaptarse a quienes toleran un mayor riesgo en el conjunto de su cartera”. Esta recomendación cuantitativa proporciona un marco claro para el diálogo entre asesores y clientes, integrando los criptoactivos en la gestión clásica de riesgos de cartera y dejando atrás su imagen de opción meramente especulativa, con un peso simbólico y una capacidad real de atraer capital nada desdeñables.
Resumen de recomendaciones de asignación cripto de las principales instituciones de Wall Street
Bank of America: recomienda una asignación del 1% al 4% (enero de 2025)
Morgan Stanley: recomienda una asignación del 2% al 4% (octubre de 2024)
Fidelity Investments: recomienda una asignación del 2% al 5% (7,5% para inversores menores de 30 años, marzo de 2024)
BlackRock: recomienda una asignación del 1% al 2% (principios de 2025)
Productos cubiertos: principalmente a través de ETF de bitcoin al contado y otros instrumentos regulados
Giro colectivo en Wall Street: de la cautela a la adopción activa
La medida de Bank of America no es aislada, sino la última ola en el proceso de “criptización” de Wall Street durante el último año. Esta oleada afecta a todo el sistema financiero tradicional desde múltiples frentes. En cuanto al acceso a productos, instituciones como Morgan Stanley, Charles Schwab, Fidelity Investments y JPMorgan ya permiten a todos sus clientes invertir en determinados ETF de criptomonedas. El banco fintech SoFi lanzó hace un mes servicios de compraventa directa de criptomonedas para clientes minoristas, y otras entidades como Charles Schwab, Morgan Stanley y PNC Bank prevén seguir sus pasos.
En términos de teoría de asignación de activos, las opiniones de las principales instituciones convergen rápidamente. Ya en octubre de 2024, el Comité Global de Inversiones de Morgan Stanley proporcionó parámetros de asignación recomendando entre el 2% y el 4% en criptomonedas, describiéndolas como “una clase de activo especulativa pero cada vez más popular”. A principios de 2025, BlackRock propuso argumentos para asignar entre el 1% y el 2% en bitcoin. En marzo de 2024, Fidelity incluso sugirió una asignación agresiva del 7,5% para inversores menores de 30 años. Incluso Vanguard, tradicionalmente conservadora, anunció este lunes que permitirá la inclusión de ciertos ETF y fondos mutuos criptográficos en su plataforma.
Estos movimientos responden a un claro cambio en la dirección política. El gobierno de Trump ha impulsado este año una dramática reversión de la política cripto estadounidense, eliminando varias barreras regulatorias establecidas durante la era Biden para restringir la participación bancaria en actividades cripto y brindando un marco regulatorio más claro al sector. Aunque muchos bancos estadounidenses esperan que el Congreso apruebe una ley clave que establezca el marco general de supervisión federal de los mercados cripto antes de ofrecer servicios directos de compraventa y custodia, el actual clima político favorable ya ha sido suficiente para que las grandes instituciones comiencen a posicionarse activamente.
Viento de cola regulatorio y mercado adverso: ¿la “ventana dorada” para la entrada institucional?
Se está produciendo un fenómeno de mercado interesante y digno de análisis: por un lado, el entusiasmo y la infraestructura sin precedentes de las instituciones financieras tradicionales; por otro, el propio mercado cripto está sumido en una fuerte corrección y debilidad. Esta divergencia dibuja un cuadro complejo. Desde que bitcoin alcanzó un máximo histórico de más de 126.000 dólares a principios de octubre, su precio ha caído aproximadamente un tercio, situándose este lunes por la tarde en torno a los 85.000 dólares. En lo que va de año, bitcoin ha caído cerca de un 10%, mientras que el S&P 500 ha subido más de un 15% en el mismo periodo.
¿Qué implica esta divergencia para los inversores? A corto plazo, la corrección de mercado sin duda golpea la confianza y produce pérdidas notables en las carteras. Pero desde la perspectiva de la asignación institucional a largo plazo, los periodos de calma en el mercado pueden ser precisamente la “ventana dorada” para construir posiciones. Las recomendaciones de Bank of America y otras instituciones no animan a los clientes a comprar en picos de euforia, sino a realizar asignaciones prudentes y a largo plazo tras una corrección suficiente y una liberación parcial del riesgo. Reflejan una mentalidad inversora más madura y racional: considerar los criptoactivos como una cobertura frente a la depreciación fiat y una apuesta por la innovación tecnológica a largo plazo, no como herramientas de especulación a corto plazo.
El ejemplo de JPMorgan es ilustrativo. Aunque sus divisiones de gestión patrimonial global y estadounidense aún no han proporcionado directrices cripto oficiales a sus 5.900 asesores, sus planes de explorar otros ámbitos del mundo cripto se han acelerado este año. Desde el otoño, permite a los clientes de tarjetas de crédito Chase recargar cuentas en los principales CEX estadounidenses. Esto indica que la estrategia de los grandes bancos es integral, abarcando pagos, custodia, asignación de activos y más, a la espera del momento ideal de claridad regulatoria.
Análisis en profundidad: ¿por qué del 1% al 4%? El arte de la asignación de activos
Para el inversor medio, la cifra del 1% al 4% propuesta por Bank of America no es arbitraria, sino que está profundamente enraizada en la teoría moderna de carteras. Una asignación demasiado pequeña (por ejemplo, menos del 0,5%) no tiene impacto real en el riesgo o el rendimiento de la cartera, perdiendo sentido la asignación. Una asignación excesiva (por encima del 5%) en un activo tan volátil como las criptomonedas, puede superar la tolerancia al riesgo del inversor.
El rango del 1% al 4% logra un equilibrio sutil. Por ejemplo, en una cartera de 1 millón de dólares, supondría dedicar entre 10.000 y 40.000 dólares a criptoactivos. Incluso en el peor de los casos, una pérdida total de esa asignación solo impactaría hasta un 4% del patrimonio global, un riesgo gestionable. Sin embargo, si las criptomonedas, como predicen algunos, multiplican su valor en la próxima década, esa “pequeña” asignación podría convertirse en el motor cohete que impulse toda la rentabilidad de la cartera. Esta asimetría —riesgo a la baja limitado, potencial alcista enorme— es la lógica central de la recomendación institucional de pequeñas asignaciones. Ya no se trata de una apuesta, sino de una inversión disciplinada y calibrada según el riesgo a largo plazo.
A medida que los asesores patrimoniales de Bank of America empiezan a dialogar seriamente con sus clientes sobre esa asignación del 1% al 4%, el capítulo de los criptoactivos abandona su etapa salvaje. No es solo una actualización de recomendaciones de inversión, sino una tácita validación por parte del sistema financiero tradicional de su estatus como reserva de valor y clase de activo. El marcado contraste entre la frialdad actual del mercado y la calidez institucional revela dos horizontes temporales distintos: los operadores de mercado se centran en la volatilidad y el beneficio inmediato, mientras que las instituciones planifican el paisaje financiero a cinco o diez años vista. Para el inversor particular, quizá la pregunta ya no sea si “el bitcoin subirá o bajará mañana”, sino: ahora que Wall Street ha construido el puente hacia los activos digitales, ¿está tu cartera preparada?