El oro ha sido símbolo de riqueza desde la antigüedad. Sus características de alta densidad, gran ductilidad y fácil conservación permiten que circule tanto en transacciones como en uso industrial y como joyería. En los últimos 50 años, la tendencia del precio del oro a lo largo de los años ha sido fluctuante, pero con una tendencia claramente alcista — especialmente desde 2025, cuando el precio del oro ha alcanzado repetidamente nuevos máximos históricos. ¿Podrá este ciclo alcista de medio siglo continuar hacia la próxima era? ¿Cómo se puede analizar el futuro del precio del oro? ¿Es más adecuado para mantener a largo plazo o para operaciones de swing? Hoy responderemos a esas preguntas una por una.
De 35 dólares a 4300 dólares: 50 años con un aumento de 120 veces
El punto de partida de la tendencia del precio del oro en los años fue en 1971. Ese año, el 15 de agosto, el presidente de EE. UU., Richard Nixon, anunció la desvinculación del dólar del oro, poniendo fin oficialmente al sistema de Bretton Woods establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Bajo ese sistema, una onza de oro se fijó en 35 dólares, y el dólar en realidad era un certificado de cambio por oro.
Tras la desvinculación, el precio del oro comenzó una trayectoria de altibajos que duró más de 50 años. Desde los 35 dólares por onza en 1971, hasta superar los 3700 dólares en la primera mitad de 2025, y alcanzar un máximo histórico de 4300 dólares en octubre, el precio del oro ha subido más de 120 veces. Solo en 2024, la subida fue superior al 104% — lo que indica qué tan intensa ha sido la subida del precio del oro en los últimos dos años.
Cuatro grandes ciclos en medio siglo
Primera ola: repunte rápido tras la desvinculación (1970–1975)
Tras la desvinculación del dólar del oro, el oro internacional saltó de 35 a 183 dólares, con un aumento superior al 400%, en un período de 5 años.
El aumento inicial se debió principalmente a la desconfianza del mercado en el dólar tras la desvinculación. Antes, el dólar era equivalente al oro, pero ahora ya no se podía canjear, por lo que la población temía una depreciación del dólar o incluso que se volviera papel sin valor, por lo que compraron mucho oro para cubrir riesgos. Luego, la crisis del petróleo provocó que el gobierno estadounidense emitiera más dinero para comprar petróleo, impulsando una segunda ola de subida. Pero cuando la crisis petrolera se alivió, la confianza en el dólar se recuperó y el precio del oro volvió a caer cerca de los 100 dólares.
Segunda ola: auge impulsado por inestabilidad geopolítica (1976–1980)
El precio del oro subió rápidamente de 104 a 850 dólares, con un aumento superior al 700%, en aproximadamente 3 años.
Este repunte fue provocado por la segunda crisis del petróleo en Oriente Medio y la tensión geopolítica global. Eventos como la crisis de los rehenes en Irán y la invasión soviética de Afganistán generaron recesión mundial, y la inflación en Occidente se disparó, haciendo del oro un refugio seguro. Sin embargo, tras la calma en la crisis petrolera y la disolución de la URSS, el precio del oro empezó a retroceder durante los siguientes 20 años, fluctuando en torno a los 200–300 dólares.
Tercera ola: década larga de mercado alcista por la guerra contra el terrorismo (2001–2011)
El precio del oro subió de 260 a 1921 dólares, con un aumento superior al 700%, durante exactamente 10 años.
El 11 de septiembre cambió el panorama de seguridad global, y EE. UU. inició una guerra contra el terrorismo que duró una década. Para sostener el gasto militar, el país bajó tasas, emitió deuda y alimentó la burbuja inmobiliaria, pero luego tuvo que subir tasas, lo que desencadenó la crisis financiera de 2008. La Reserva Federal lanzó programas de flexibilización cuantitativa (QE) para rescatar la economía, y el oro entró en una tendencia alcista prolongada, alcanzando en 2011 un máximo histórico de 1921 dólares por onza durante la crisis de deuda en Europa. Después, bajo la intervención de la UE y organismos internacionales, el precio se estabilizó en torno a los 1000 dólares.
Cuarta ola: nuevos máximos por múltiples riesgos en resonancia (2015–presente)
En los últimos diez años, el precio del oro ha subido de 1060 a cerca de 4300 dólares. La fuerza de esta subida ha sido aún más diversa: políticas de tipos negativos en Japón y Europa, ola de desdolarización global, la segunda ronda de QE en EE. UU. en 2020, el conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022, la tensión en Oriente Medio en 2023… cada uno de estos factores ha reforzado el atractivo del oro como activo refugio.
El desempeño en 2024–2025 ha sido especialmente sorprendente. En 2024, el precio del oro ya mostró un fuerte impulso, alcanzando más de 2800 dólares a fin de año; a principios de 2025, la situación en Oriente Medio se intensificó, surgieron nuevas variables en el conflicto Rusia-Ucrania, cambió la política comercial de EE. UU., la volatilidad en los mercados globales aumentó y el dólar se debilitó — todos estos factores empujaron al oro a romper récords una y otra vez.
¿Es realmente una buena inversión el oro? ¿Qué dicen otros activos?
Esta cuestión depende de con qué se compara y en qué período de tiempo.
Desde 1971 hasta 2025:
El oro subió 120 veces
El índice Dow Jones pasó de aproximadamente 900 a cerca de 46000 puntos, un aumento de unas 51 veces
A simple vista, el oro parece mejor. Desde principios de 2025 hasta octubre, el precio del oro subió de 2690 a 4200 dólares, con un incremento superior al 56%.
Pero aquí surge una cuestión clave: las tendencias del precio del oro no son estables. Entre 1980 y 2000, el oro permaneció estancado entre 200 y 300 dólares, sin apenas rentabilidad. ¿Se puede esperar que en la vida uno tenga varios períodos de 50 años?
Por eso, el oro es una excelente herramienta de trading, pero es más adecuado para hacer swing en mercados activos, no para mantenerlo a largo plazo sin cambios.
Otra observación: como recurso natural, los costos y dificultades de extracción aumentan con el tiempo, por lo que incluso en fases de corrección, los mínimos de precio tienden a subir. Esto significa que invertir en oro no requiere temer demasiado las caídas, ya que cada ciclo tiene un fondo más alto que el anterior.
Comparación triangular con acciones y bonos
Las tres clases de activos tienen mecanismos de rendimiento diferentes:
Oro: obtiene beneficios por diferencia de precio, sin intereses, por lo que lo clave es saber cuándo entrar y salir
Bonos: generan intereses y devolución del principal, por lo que hay que seguir las políticas de la Fed y los cambios en las tasas sin riesgo
Acciones: aumentan por la valorización de las empresas, y la clave es seleccionar buenas compañías y mantenerlas a largo plazo
Desde la dificultad de inversión:
Los bonos son los más sencillos
El oro es intermedio
Las acciones son las más complejas
En cuanto a rentabilidad:
En los últimos 50 años, el oro ha tenido un rendimiento superior
Pero en los últimos 30 años, las acciones han rendido más, seguidas del oro y luego los bonos
La regla de oro para asignar en oro es: “Invertir en acciones en épocas de crecimiento económico, en oro en recesión”. Una estrategia más prudente es diversificar según la tolerancia al riesgo, combinando acciones, bonos y oro.
Cuando la economía mejora, las ganancias empresariales aumentan y las acciones tienden a subir, mientras que el oro, como refugio, suele pasar desapercibido. Cuando la economía se desacelera, las acciones caen y el oro, junto con los bonos, se vuelven más atractivos por su capacidad de preservar valor y ofrecer rentas fijas.
¿Cuáles son las formas de invertir en oro?
1. Oro físico
Compra directa de lingotes o monedas. Ventajas: fácil de ocultar y usar como accesorio. Desventajas: baja liquidez.
2. Certificados de oro
Similares a los depósitos en dólares, se compran y se registran en bancos, y se puede retirar en forma física en cualquier momento. Ventajas: fácil de transportar. Desventajas: sin intereses, con spreads grandes, solo para mantener a largo plazo.
3. ETF de oro
Similares a los certificados, pero con mayor liquidez. Tener participaciones en ETF equivale a tener una cantidad determinada de oro, aunque la gestión cobra comisiones, y si el precio no se mueve, su valor puede disminuir lentamente.
4. Futuros y CFD (contratos por diferencia)
Son las herramientas más usadas por los minoristas, con ventajas de apalancamiento y operaciones en largo y corto. Ambos basados en margen, con bajos costos. Especialmente los CFD, que son más flexibles y eficientes en capital, ideales para swing a corto plazo.
Los CFD también ofrecen la ventaja de operar las 24 horas, con pequeñas cantidades y alta velocidad, muy amigables para pequeños inversores y minoristas.
Independientemente del método, la clave en la tendencia del precio del oro es: un período de subida rápida, seguido de una caída abrupta, luego un período estable y, finalmente, un nuevo ciclo alcista. Quienes logren captar estos movimientos, suelen obtener rentabilidades superiores a bonos y acciones.
Resumen: ante la incertidumbre del mercado, una buena asignación de activos
El mercado cambia en un instante, y eventos imprevistos pueden alterar el escenario en cualquier momento. La guerra en Ucrania, la inflación y las subidas de tipos, los conflictos geopolíticos — todo esto nos recuerda que confiar solo en un activo es muy arriesgado.
La estrategia más segura es mantener una proporción de acciones, bonos y oro. Cuando una clase de activo está débil, las otras pueden amortiguar, reduciendo la volatilidad total de la cartera. Solo así se puede mantener la estabilidad en un mercado cambiante.
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Evolución del precio del oro en medio siglo|De 35 dólares a 4300 dólares, ¿puede seguir subiendo en los próximos 50 años?
El oro ha sido símbolo de riqueza desde la antigüedad. Sus características de alta densidad, gran ductilidad y fácil conservación permiten que circule tanto en transacciones como en uso industrial y como joyería. En los últimos 50 años, la tendencia del precio del oro a lo largo de los años ha sido fluctuante, pero con una tendencia claramente alcista — especialmente desde 2025, cuando el precio del oro ha alcanzado repetidamente nuevos máximos históricos. ¿Podrá este ciclo alcista de medio siglo continuar hacia la próxima era? ¿Cómo se puede analizar el futuro del precio del oro? ¿Es más adecuado para mantener a largo plazo o para operaciones de swing? Hoy responderemos a esas preguntas una por una.
De 35 dólares a 4300 dólares: 50 años con un aumento de 120 veces
El punto de partida de la tendencia del precio del oro en los años fue en 1971. Ese año, el 15 de agosto, el presidente de EE. UU., Richard Nixon, anunció la desvinculación del dólar del oro, poniendo fin oficialmente al sistema de Bretton Woods establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Bajo ese sistema, una onza de oro se fijó en 35 dólares, y el dólar en realidad era un certificado de cambio por oro.
Tras la desvinculación, el precio del oro comenzó una trayectoria de altibajos que duró más de 50 años. Desde los 35 dólares por onza en 1971, hasta superar los 3700 dólares en la primera mitad de 2025, y alcanzar un máximo histórico de 4300 dólares en octubre, el precio del oro ha subido más de 120 veces. Solo en 2024, la subida fue superior al 104% — lo que indica qué tan intensa ha sido la subida del precio del oro en los últimos dos años.
Cuatro grandes ciclos en medio siglo
Primera ola: repunte rápido tras la desvinculación (1970–1975)
Tras la desvinculación del dólar del oro, el oro internacional saltó de 35 a 183 dólares, con un aumento superior al 400%, en un período de 5 años.
El aumento inicial se debió principalmente a la desconfianza del mercado en el dólar tras la desvinculación. Antes, el dólar era equivalente al oro, pero ahora ya no se podía canjear, por lo que la población temía una depreciación del dólar o incluso que se volviera papel sin valor, por lo que compraron mucho oro para cubrir riesgos. Luego, la crisis del petróleo provocó que el gobierno estadounidense emitiera más dinero para comprar petróleo, impulsando una segunda ola de subida. Pero cuando la crisis petrolera se alivió, la confianza en el dólar se recuperó y el precio del oro volvió a caer cerca de los 100 dólares.
Segunda ola: auge impulsado por inestabilidad geopolítica (1976–1980)
El precio del oro subió rápidamente de 104 a 850 dólares, con un aumento superior al 700%, en aproximadamente 3 años.
Este repunte fue provocado por la segunda crisis del petróleo en Oriente Medio y la tensión geopolítica global. Eventos como la crisis de los rehenes en Irán y la invasión soviética de Afganistán generaron recesión mundial, y la inflación en Occidente se disparó, haciendo del oro un refugio seguro. Sin embargo, tras la calma en la crisis petrolera y la disolución de la URSS, el precio del oro empezó a retroceder durante los siguientes 20 años, fluctuando en torno a los 200–300 dólares.
Tercera ola: década larga de mercado alcista por la guerra contra el terrorismo (2001–2011)
El precio del oro subió de 260 a 1921 dólares, con un aumento superior al 700%, durante exactamente 10 años.
El 11 de septiembre cambió el panorama de seguridad global, y EE. UU. inició una guerra contra el terrorismo que duró una década. Para sostener el gasto militar, el país bajó tasas, emitió deuda y alimentó la burbuja inmobiliaria, pero luego tuvo que subir tasas, lo que desencadenó la crisis financiera de 2008. La Reserva Federal lanzó programas de flexibilización cuantitativa (QE) para rescatar la economía, y el oro entró en una tendencia alcista prolongada, alcanzando en 2011 un máximo histórico de 1921 dólares por onza durante la crisis de deuda en Europa. Después, bajo la intervención de la UE y organismos internacionales, el precio se estabilizó en torno a los 1000 dólares.
Cuarta ola: nuevos máximos por múltiples riesgos en resonancia (2015–presente)
En los últimos diez años, el precio del oro ha subido de 1060 a cerca de 4300 dólares. La fuerza de esta subida ha sido aún más diversa: políticas de tipos negativos en Japón y Europa, ola de desdolarización global, la segunda ronda de QE en EE. UU. en 2020, el conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022, la tensión en Oriente Medio en 2023… cada uno de estos factores ha reforzado el atractivo del oro como activo refugio.
El desempeño en 2024–2025 ha sido especialmente sorprendente. En 2024, el precio del oro ya mostró un fuerte impulso, alcanzando más de 2800 dólares a fin de año; a principios de 2025, la situación en Oriente Medio se intensificó, surgieron nuevas variables en el conflicto Rusia-Ucrania, cambió la política comercial de EE. UU., la volatilidad en los mercados globales aumentó y el dólar se debilitó — todos estos factores empujaron al oro a romper récords una y otra vez.
¿Es realmente una buena inversión el oro? ¿Qué dicen otros activos?
Esta cuestión depende de con qué se compara y en qué período de tiempo.
Desde 1971 hasta 2025:
A simple vista, el oro parece mejor. Desde principios de 2025 hasta octubre, el precio del oro subió de 2690 a 4200 dólares, con un incremento superior al 56%.
Pero aquí surge una cuestión clave: las tendencias del precio del oro no son estables. Entre 1980 y 2000, el oro permaneció estancado entre 200 y 300 dólares, sin apenas rentabilidad. ¿Se puede esperar que en la vida uno tenga varios períodos de 50 años?
Por eso, el oro es una excelente herramienta de trading, pero es más adecuado para hacer swing en mercados activos, no para mantenerlo a largo plazo sin cambios.
Otra observación: como recurso natural, los costos y dificultades de extracción aumentan con el tiempo, por lo que incluso en fases de corrección, los mínimos de precio tienden a subir. Esto significa que invertir en oro no requiere temer demasiado las caídas, ya que cada ciclo tiene un fondo más alto que el anterior.
Comparación triangular con acciones y bonos
Las tres clases de activos tienen mecanismos de rendimiento diferentes:
Desde la dificultad de inversión:
En cuanto a rentabilidad:
La regla de oro para asignar en oro es: “Invertir en acciones en épocas de crecimiento económico, en oro en recesión”. Una estrategia más prudente es diversificar según la tolerancia al riesgo, combinando acciones, bonos y oro.
Cuando la economía mejora, las ganancias empresariales aumentan y las acciones tienden a subir, mientras que el oro, como refugio, suele pasar desapercibido. Cuando la economía se desacelera, las acciones caen y el oro, junto con los bonos, se vuelven más atractivos por su capacidad de preservar valor y ofrecer rentas fijas.
¿Cuáles son las formas de invertir en oro?
1. Oro físico
Compra directa de lingotes o monedas. Ventajas: fácil de ocultar y usar como accesorio. Desventajas: baja liquidez.
2. Certificados de oro
Similares a los depósitos en dólares, se compran y se registran en bancos, y se puede retirar en forma física en cualquier momento. Ventajas: fácil de transportar. Desventajas: sin intereses, con spreads grandes, solo para mantener a largo plazo.
3. ETF de oro
Similares a los certificados, pero con mayor liquidez. Tener participaciones en ETF equivale a tener una cantidad determinada de oro, aunque la gestión cobra comisiones, y si el precio no se mueve, su valor puede disminuir lentamente.
4. Futuros y CFD (contratos por diferencia)
Son las herramientas más usadas por los minoristas, con ventajas de apalancamiento y operaciones en largo y corto. Ambos basados en margen, con bajos costos. Especialmente los CFD, que son más flexibles y eficientes en capital, ideales para swing a corto plazo.
Los CFD también ofrecen la ventaja de operar las 24 horas, con pequeñas cantidades y alta velocidad, muy amigables para pequeños inversores y minoristas.
Independientemente del método, la clave en la tendencia del precio del oro es: un período de subida rápida, seguido de una caída abrupta, luego un período estable y, finalmente, un nuevo ciclo alcista. Quienes logren captar estos movimientos, suelen obtener rentabilidades superiores a bonos y acciones.
Resumen: ante la incertidumbre del mercado, una buena asignación de activos
El mercado cambia en un instante, y eventos imprevistos pueden alterar el escenario en cualquier momento. La guerra en Ucrania, la inflación y las subidas de tipos, los conflictos geopolíticos — todo esto nos recuerda que confiar solo en un activo es muy arriesgado.
La estrategia más segura es mantener una proporción de acciones, bonos y oro. Cuando una clase de activo está débil, las otras pueden amortiguar, reduciendo la volatilidad total de la cartera. Solo así se puede mantener la estabilidad en un mercado cambiante.