Cada 5 jóvenes coreanos hay 1 que invierte en criptomonedas. ¿Por qué Corea tan pequeña puede ser un país de inversión en criptomonedas a nivel nacional?
Porque para los jóvenes coreanos, esto no es un gráfico de velas, sino una apuesta por el destino. Primero, echemos un vistazo a unos datos sorprendentes: el número de personas en Corea de 20 a 39 años que poseen criptomonedas alcanza los 3,08 millones, lo que representa el 23% de la población total. Su volumen de transacciones en línea es aún más asombroso; Corea, un país con menos del 1% de la población mundial, en un momento sostuvo el 20% del volumen global de transacciones de Bitcoin. Detrás de esto no hay una ola de inversión fanática, sino una apuesta de alto riesgo empujada por la realidad a la desesperación. Hay que saber que el 90% de la economía coreana está en manos de chaebols. Samsung, Hyundai y otros cinco grandes conglomerados monopolizan casi la mitad del PIB. Para los jóvenes coreanos, no poder entrar en las grandes empresas significa luchar toda la vida en la base de la pirámide. Pero la competencia por esa entrada es de nivel infernal; estudian 16 horas al día desde pequeños, luchando con todas sus fuerzas, sin garantía de poder pasar por el puente estrecho. Los altos precios de la vivienda equivalen a los salarios de una década para la gente común. Además, con el sistema deformado de “impuestos totales en la vivienda”, a los jóvenes ni siquiera les queda el lujo de alquilar, solo pueden vivir en diminutos nidos de paloma de unos pocos metros cuadrados. Solo las criptomonedas, con su bajo umbral y alta volatilidad, dan a los jóvenes la ilusión de “hacerse rico de la noche a la mañana”. Por eso, algunos recurren a préstamos con altos intereses, otros hipotecan la vivienda de sus padres para la jubilación, e incluso hay quienes invierten todo su salario de trabajos a tiempo parcial. No es por avaricia, sino porque no hay otra opción. En lugar de decir que los coreanos aman invertir en criptomonedas, sería más correcto decir que esto es una especie de desesperación por seguir viviendo. Cuando la estratificación social hace que el esfuerzo sea barato, las criptomonedas se convierten en esa “burbuja” que parece ofrecer esperanza. Esto no solo es una historia del mundo de las criptomonedas, sino también una lágrima de la era. #韩国 #炒币是为了什么 $BTC BTC
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Cada 5 jóvenes coreanos hay 1 que invierte en criptomonedas. ¿Por qué Corea tan pequeña puede ser un país de inversión en criptomonedas a nivel nacional?
Porque para los jóvenes coreanos, esto no es un gráfico de velas, sino una apuesta por el destino.
Primero, echemos un vistazo a unos datos sorprendentes: el número de personas en Corea de 20 a 39 años que poseen criptomonedas alcanza los 3,08 millones, lo que representa el 23% de la población total.
Su volumen de transacciones en línea es aún más asombroso; Corea, un país con menos del 1% de la población mundial, en un momento sostuvo el 20% del volumen global de transacciones de Bitcoin.
Detrás de esto no hay una ola de inversión fanática, sino una apuesta de alto riesgo empujada por la realidad a la desesperación.
Hay que saber que el 90% de la economía coreana está en manos de chaebols. Samsung, Hyundai y otros cinco grandes conglomerados monopolizan casi la mitad del PIB.
Para los jóvenes coreanos, no poder entrar en las grandes empresas significa luchar toda la vida en la base de la pirámide.
Pero la competencia por esa entrada es de nivel infernal; estudian 16 horas al día desde pequeños, luchando con todas sus fuerzas, sin garantía de poder pasar por el puente estrecho.
Los altos precios de la vivienda equivalen a los salarios de una década para la gente común. Además, con el sistema deformado de “impuestos totales en la vivienda”, a los jóvenes ni siquiera les queda el lujo de alquilar, solo pueden vivir en diminutos nidos de paloma de unos pocos metros cuadrados.
Solo las criptomonedas, con su bajo umbral y alta volatilidad, dan a los jóvenes la ilusión de “hacerse rico de la noche a la mañana”.
Por eso, algunos recurren a préstamos con altos intereses, otros hipotecan la vivienda de sus padres para la jubilación, e incluso hay quienes invierten todo su salario de trabajos a tiempo parcial.
No es por avaricia, sino porque no hay otra opción.
En lugar de decir que los coreanos aman invertir en criptomonedas, sería más correcto decir que esto es una especie de desesperación por seguir viviendo.
Cuando la estratificación social hace que el esfuerzo sea barato, las criptomonedas se convierten en esa “burbuja” que parece ofrecer esperanza. Esto no solo es una historia del mundo de las criptomonedas, sino también una lágrima de la era.
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