Cuando la fiebre de los NFT estaba en su punto álgido, un amigo y yo nos lanzamos de lleno a crear una colección: 10.000 piezas inspiradas en carlinos. Pasamos semanas diseñando cada una, ajustando características, debatiendo sobre la distribución de rarezas. ¿Todo el proceso? Sinceramente, fue divertidísimo.
Pero cuando terminamos, el mercado ya empezaba a enfriarse. Al final, nunca llegamos a lanzarlas. Supongo que en este sector, el timing lo es todo. Aun así, no me arrepiento. Crear algo desde cero nos enseñó más sobre el ecosistema NFT que cualquier guía. A veces, el viaje importa más que
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