En el ciclo actual de criptomonedas, la participación de los minoristas continúa disminuyendo, y a medida que se acerca el final del año, no se observa una recuperación significativa de este ánimo frío. En el pasado, la falta de interés de los minoristas solía considerarse una señal clásica de que el mercado tocaba fondo, pero cada vez más analistas cuestionan si esta lógica sigue siendo válida en el entorno actual del mercado de criptomonedas.
La opinión tradicional sostiene que un pesimismo extremo y una baja participación en las operaciones suelen indicar que la presión de venta está llegando a su fin, siendo un signo importante de que el mercado puede revertir su tendencia. Sin embargo, las señales más recientes sugieren que la ausencia de minoristas puede no ser solo una fluctuación emocional a corto plazo, sino un cambio estructural más profundo. Varios analistas señalan que la atención de los inversores se está desplazando de las criptomonedas hacia otras clases de activos.
Esta tendencia es especialmente evidente en las plataformas de contenido. Algunos creadores de contenido de criptomonedas con más de 100,000 suscriptores admiten que sus vistas han experimentado la mayor caída en los últimos cinco años. Algunos conocidos KOL de criptomonedas han comenzado a enfocarse en acciones, opciones o mercados de predicción, reflejando que el interés general en temas de criptomonedas sigue en descenso.
Entre los inversores jóvenes, las criptomonedas enfrentan una competencia feroz de acciones relacionadas con criptomonedas, mercados de predicción y productos financieros tradicionales. Estas herramientas tienen barreras de entrada más bajas y regulaciones más claras, y se consideran con menor riesgo de “fugas”. Al mismo tiempo, los frecuentes ataques de hackers y fraudes continúan dañando la imagen del sector. Los datos muestran que, solo en lo que va de año, las pérdidas en la industria de criptomonedas causadas por incidentes de seguridad superan los miles de millones de dólares.
Al mismo tiempo, la estructura del mercado está cambiando. Los fondos institucionales están convirtiéndose en la fuerza dominante en el mercado de criptomonedas. Algunos opinan que más del 90% del flujo de fondos actual proviene de inversores institucionales, mientras que la participación de los minoristas ha caído a un solo dígito. La entrada de instituciones ha mejorado la conformidad y estabilidad del sector, pero también puede debilitar la narrativa original de las criptomonedas como una alternativa “contra las finanzas tradicionales” que atraía a los minoristas.
En este contexto, la apatía de los minoristas sigue siendo una señal de que el mercado ha tocado fondo, o cada vez es más discutible. Si la disminución en la participación de los minoristas es una tendencia a largo plazo, el impulso principal del mercado de criptomonedas en el futuro podría depender más de la implementación de aplicaciones reales, la construcción de infraestructura y la demanda institucional, que de simples emociones especulativas. Con la proximidad de 2026, aún está por verse si este cambio es solo un ajuste temporal o una transformación duradera.
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El interés de los minoristas continúa disminuyendo, ¿está fallando la señal de "suelo" en el mercado de criptomonedas?
En el ciclo actual de criptomonedas, la participación de los minoristas continúa disminuyendo, y a medida que se acerca el final del año, no se observa una recuperación significativa de este ánimo frío. En el pasado, la falta de interés de los minoristas solía considerarse una señal clásica de que el mercado tocaba fondo, pero cada vez más analistas cuestionan si esta lógica sigue siendo válida en el entorno actual del mercado de criptomonedas.
La opinión tradicional sostiene que un pesimismo extremo y una baja participación en las operaciones suelen indicar que la presión de venta está llegando a su fin, siendo un signo importante de que el mercado puede revertir su tendencia. Sin embargo, las señales más recientes sugieren que la ausencia de minoristas puede no ser solo una fluctuación emocional a corto plazo, sino un cambio estructural más profundo. Varios analistas señalan que la atención de los inversores se está desplazando de las criptomonedas hacia otras clases de activos.
Esta tendencia es especialmente evidente en las plataformas de contenido. Algunos creadores de contenido de criptomonedas con más de 100,000 suscriptores admiten que sus vistas han experimentado la mayor caída en los últimos cinco años. Algunos conocidos KOL de criptomonedas han comenzado a enfocarse en acciones, opciones o mercados de predicción, reflejando que el interés general en temas de criptomonedas sigue en descenso.
Entre los inversores jóvenes, las criptomonedas enfrentan una competencia feroz de acciones relacionadas con criptomonedas, mercados de predicción y productos financieros tradicionales. Estas herramientas tienen barreras de entrada más bajas y regulaciones más claras, y se consideran con menor riesgo de “fugas”. Al mismo tiempo, los frecuentes ataques de hackers y fraudes continúan dañando la imagen del sector. Los datos muestran que, solo en lo que va de año, las pérdidas en la industria de criptomonedas causadas por incidentes de seguridad superan los miles de millones de dólares.
Al mismo tiempo, la estructura del mercado está cambiando. Los fondos institucionales están convirtiéndose en la fuerza dominante en el mercado de criptomonedas. Algunos opinan que más del 90% del flujo de fondos actual proviene de inversores institucionales, mientras que la participación de los minoristas ha caído a un solo dígito. La entrada de instituciones ha mejorado la conformidad y estabilidad del sector, pero también puede debilitar la narrativa original de las criptomonedas como una alternativa “contra las finanzas tradicionales” que atraía a los minoristas.
En este contexto, la apatía de los minoristas sigue siendo una señal de que el mercado ha tocado fondo, o cada vez es más discutible. Si la disminución en la participación de los minoristas es una tendencia a largo plazo, el impulso principal del mercado de criptomonedas en el futuro podría depender más de la implementación de aplicaciones reales, la construcción de infraestructura y la demanda institucional, que de simples emociones especulativas. Con la proximidad de 2026, aún está por verse si este cambio es solo un ajuste temporal o una transformación duradera.