Las dificultades técnicas detrás del "control del 51%": análisis del diseño de arquitectura híbrida de monedas digitales de bancos centrales y stablecoins privadas

La autoridad financiera de Corea del Sur sobre los requisitos regulatorios para que los emisores de stablecoins “tengan al menos un 51% de participación bancaria” parece ser, en superficie, una disputa entre derechos accionarios y permisos de innovación, pero en su núcleo es un desafío técnico serio en ingeniería blockchain. En las finanzas tradicionales, poseer el 51% de las acciones implica control absoluto del consejo, firma de informes de auditoría y la capacidad final de veto sobre el flujo de fondos. Sin embargo, mapear estos controles abstractos a un sistema de stablecoin descentralizado, que opera globalmente y se ejecuta automáticamente mediante código, es un territorio difuso. Esto no es un simple paso de cumplimiento; toca el conflicto fundamental entre las finanzas nativas de blockchain y las finanzas tradicionales: ¿cómo mantener la transparencia, apertura y composabilidad de la blockchain, mientras se incorpora un “interruptor de seguridad” que cumpla con las leyes y soberanía del mundo real? Desglosaremos técnicamente las dimensiones centrales que podrían corresponder al “control del 51%” y, sobre esa base, propondremos un diseño modular de arquitectura híbrida. Nuestro objetivo no es juzgar la política, sino responder a una pregunta constructiva: si estas son las reglas, ¿cómo implementarlas con el código más elegante?

Descomposición de los términos legales: del control accionarial a la asignación de permisos en cadena

El “control” en los requisitos regulatorios debe traducirse en la implementación técnica como privilegios de acceso a funciones clave del sistema. Esto se mapea principalmente en tres capacidades centrales. Primero, la conmutación unidireccional de emisión y quema, que es la piedra angular de la soberanía monetaria. En momentos de crisis, las autoridades regulatorias deben poder pausar de inmediato y unilateralmente la emisión y redención de stablecoins para estabilizar el sistema financiero. Técnicamente, esto requiere un “módulo de pausa” controlado por una clave privada independiente, ya sea de la autoridad regulatoria o de una alianza bancaria, cuya invocación debe superar los procesos de gobernanza multifirma habituales, logrando una respuesta en segundos. Segundo, la custodia y auditoría de las reservas, donde el núcleo del 51% es garantizar que cada stablecoin esté respaldada por activos en won suficientes y de alta calidad. Esto exige una prueba de reservas en tiempo real, verificable y antifraude. El desafío técnico es cómo permitir que un tercero verifique continuamente que el saldo total en las cuentas de custodia sea mayor o igual a la emisión total de stablecoins, sin exponer todos los detalles del balance completo del banco. Finalmente, la capacidad de veto en actualizaciones del sistema y ajustes de parámetros, como tasas, tipos de colaterales soportados y listas de direcciones conformes. La “control” de la alianza bancaria debe reflejarse en el veto de gobernanza sobre estos cambios, lo que requiere un módulo de gobernanza jerárquico, asegurando que cualquier propuesta que involucre cambios en modelos de riesgo o en la conformidad legal requiera la firma final de la clave de la alianza bancaria para ser efectiva.

Diseño de una arquitectura de tres capas: buscando equilibrio en la separación

Con base en este desglose, se propone una arquitectura híbrida de tres capas: “Capa regulatoria - Capa operativa - Capa de usuario”. La idea central es separar los puntos de interés, aislando el control soberano, la operación de mercado y la interacción del usuario en niveles lógicos y de contrato. La capa regulatoria consiste en una serie de contratos inteligentes extremadamente simples y seguros, que contienen la “llave soberana” controlada por la alianza bancaria o el banco central. Solo incluyen dos funciones principales: un interruptor global de pausa y un veto final de gobernanza. Estos contratos deben minimizarse en actualizaciones, incluso pudiendo desplegarse en cadenas permitidas o nodos de blockchain a nivel nacional, para maximizar el control y la seguridad aislada. La capa operativa es el motor del sistema, gestionada por una empresa tecnológica o una alianza de instituciones financieras. Incluye la lógica principal: gestionar solicitudes de emisión y redención de usuarios, administrar las billeteras multifirma de reservas, ejecutar algoritmos de prueba de reservas y mantener listas de filtrado de cumplimiento. Esta capa opera de forma autónoma cuando la capa regulatoria no ha activado la pausa, reflejando eficiencia de mercado e innovación. La capa de usuario, que es el propio stablecoin, funciona como un token ERC-20 u otro estándar en cadenas públicas, circulando libremente y disfrutando de la completa composabilidad, integrándose sin problemas en protocolos DeFi. Los permisos de emisión y quema en la capa de usuario están controlados por los contratos de la capa operativa, bajo autorización de la capa regulatoria. La clave de la capa regulatoria puede congelar en cualquier momento los contratos clave de la capa operativa, pero no puede transferir directamente los activos de los usuarios, y la innovación en la capa operativa no debe poner en riesgo el control soberano, logrando un “sandbox de libertad” mediante tecnología.

Superando los desafíos técnicos: implementaciones y compromisos necesarios

Para realizar esta arquitectura, se deben superar varios desafíos técnicos específicos. La validación “no invasiva” de las pruebas de reservas es la principal, y para cumplir con los requisitos de confidencialidad bancaria, puede usarse una solución de “auditoría de terceros con pruebas de conocimiento cero”. Los nodos de auditoría obtienen periódicamente instantáneas cifradas del saldo del banco y generan una prueba de conocimiento cero que afirma que, en un momento dado, el saldo total en las cuentas de custodia es mayor o igual a la oferta total en cadena. Esta prueba se publica en la cadena, permitiendo que cualquiera verifique su veracidad sin conocer los saldos específicos, logrando un equilibrio entre transparencia y privacidad. La gestión de multifirmas y controles de acceso de emergencia también son críticos: la capa operativa administra las billeteras de reserva con multifirmas, pero la capa regulatoria posee una “llave de escape” especial. Esta llave no puede transferir activos directamente, pero puede iniciar una propuesta de “reembolso de activos” con bloqueo temporal, transfiriendo toda la reserva a una dirección de gestión de insolvencias, proporcionando un camino ordenado para liquidaciones extremas y evitando desastres inmediatos por pérdida de la clave privada. La colaboración entre filtros de cumplimiento en cadena y fuera de cadena también es esencial: cada transferencia de stablecoin será revisada por un motor de cumplimiento que verifica si las direcciones están en listas de sanciones. La lista completa no se publica en cadena para proteger la privacidad y evitar controversias de censura, sino que los nodos de cumplimiento proporcionan pruebas de existencia de las direcciones en la lista, y las transacciones solo se completan si se adjunta dicha prueba, logrando una ejecución automática y conforme. Estos diseños implican compromisos: mayor seguridad y cumplimiento significan sistemas más complejos, costos de transacción más altos y cierto grado de centralización, pero son la entrada necesaria para que capitales institucionales y reguladores confíen y accedan al mundo blockchain.

La arquitectura como diplomacia: definir nuevas relaciones financieras en código

La controversia del “51%” en Corea esencialmente refleja la búsqueda de una interfaz técnica entre los sistemas financieros tradicionales y los nuevos. Nuestra arquitectura híbrida es, en esencia, un protocolo de diplomacia financiera codificado. No intenta ocultar ni eliminar la tensión entre centralización y descentralización, sino convertirla en una característica predecible y auditable mediante límites claros de módulos y permisos. Al final, el valor de esta implementación técnica trasciende el cumplimiento regulatorio individual. Ofrece a bancos centrales y entidades financieras tradicionales en todo el mundo un plano técnico viable, mostrando cómo, sin renunciar a la estabilidad financiera central, se puede aprovechar la eficiencia y la innovación de blockchain. Cuando los reguladores puedan verificar la seguridad del sistema mediante criptografía en lugar de promesas vagas, llegará la verdadera apertura y adopción masiva. Por lo tanto, resolver el dilema técnico del “control” no solo es una solución a la parálisis legislativa en Corea, sino que también sienta una piedra angular clave para la infraestructura financiera global de próxima generación.

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