Resumen de fin de año de DOGE: ¿Funcionó la renovación de 100 días de Musk?

Una experiencia terminada anticipadamente

Los empleados federales lograron reducir en 271,000 personas, un descenso del 9%, alcanzando el mayor récord de despidos en tiempos de paz. Pero al mismo tiempo, el gasto total federal no disminuyó, sino que se disparó de 6.75-7.135 billones de dólares en 2024 a 7.01-7.6 billones de dólares, un aumento neto de 2480-4800 millones de dólares. Este fenómeno de “adelgazar pero engordar” es la contradicción central en la reforma del DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental).

Este organismo, inicialmente liderado por Elon Musk y Vivek Ramaswamy, prometió desmantelar el sistema burocrático gubernamental, reducir regulaciones innecesarias y disminuir gastos desperdiciados mediante métodos comerciales, ahorrando finalmente 2 billones de dólares para equilibrar el presupuesto federal. Este ambicioso plan estaba previsto hasta julio de 2026, con 18 meses para transformar el gobierno. Pero la realidad fue mucho más dura: Musk se fue apresuradamente en mayo, tras solo 130 días en el cargo de empleado gubernamental especial; en noviembre, el DOGE se disolvió silenciosamente, a 8 meses del fin de su mandato original.

No fue una reforma incompleta, sino una renuncia total. Desde su inicio hasta su desaparición, la vida útil real del DOGE fue de aproximadamente 10 meses. Cuando las metas de ahorro se volvieron claramente inalcanzables, las disputas legales comenzaron a acumularse, y las tensiones con Trump se hicieron públicas, Musk optó por regresar a su imperio empresarial, dejando una institución en desintegración y un montón de problemas sin resolver. La rápida caída, de la ambición a la desilusión, no solo revela errores en la estrategia de reforma, sino también la brecha insalvable entre lógica empresarial y funcionamiento gubernamental.

1. La gran brecha entre objetivos ambiciosos y realidad brutal

La visión de reforma del DOGE está llena de idealismo al estilo Silicon Valley. Planean, mediante gestión lean, terminar con contratos ineficientes por cientos de millones de dólares, cerrar instalaciones sobrantes, reducir el personal federal de aproximadamente 3.015 millones a una estructura más eficiente, y reemplazar funciones burocráticas con IA y automatización. Esta metodología ha sido exitosa en el mundo empresarial, ¿por qué no podría usarse para transformar el gobierno?

Gráfico: Número de empleados federales desde 1990

En enero de 2025, Musk se unió al DOGE como empleado gubernamental especial, con un mandato de 130 días. En Silicon Valley, 130 días son suficientes para lanzar un prototipo, cerrar una ronda de financiación o incluso cambiar el destino de una startup. En los primeros meses, el DOGE mostró una ejecución impresionante. Desde enero hasta noviembre, el personal federal cayó de 3.015 millones a 2.744 millones, una reducción neta de 271,000 puestos. No solo fue la mayor reducción en tiempos de paz tras la guerra, sino que la velocidad de ejecución fue sorprendente. Las acciones específicas incluyeron cancelar contratos de instalaciones para refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos por 290 millones de dólares, gastos redundantes en TI del Departamento del Tesoro por 190 millones, y cerrar cientos de agencias y programas ineficientes, con más de 29,000 acciones de recorte en total. El DOGE afirmó que estas medidas ahorraron aproximadamente entre 21.4 y 25 mil millones de dólares, principalmente en gastos no relacionados con defensa, con una caída interanual del 22.4%.

Gráfico: Gasto acumulado del gobierno federal

Pero los datos del gasto cuentan una historia completamente diferente. El gasto total federal subió de aproximadamente 6.75-7.135 billones en 2024 a aproximadamente 7.01-7.6 billones en 2025, un incremento del 4%-6%. Solo en los primeros 11 meses, el gasto alcanzó los 7.6 billones, un aumento de 2480 millones respecto al mismo período. Más irónico aún, algunos análisis independientes sugieren que las cifras de ahorro declaradas por el DOGE podrían estar severamente infladas, y los ahorros verificables reales podrían ser solo decenas de millones, incluso tan bajos como 30 millones de dólares. Debido a la reducción en la capacidad de la IRS para hacer cumplir la ley, esto podría causar pérdidas fiscales de al menos 3500 millones en los próximos diez años, haciendo que el supuesto “ahorro” tenga un efecto neto cercano a cero o incluso negativo.

Las resistencias de la realidad pronto se hicieron evidentes. El gasto federal siguió aumentando, y los gastos obligatorios como la seguridad social, Medicare y los intereses de la deuda no se vieron afectados por los recortes administrativos. Para mayo, la presión se acumuló. La relación con Trump empezó a deteriorarse, y ambos comenzaron a discutir públicamente. Los desafíos legales se multiplicaron, cuestionando la legalidad de los poderes y procedimientos del DOGE. Los negocios de Tesla también llamaban a Musk de regreso: volatilidad en la bolsa, problemas de producción, competencia en el mercado, todo requería su atención. Lo más importante, el objetivo de ahorrar 2 billones de dólares era claramente inalcanzable; seguir en un proyecto destinado al fracaso no beneficiaba en nada la marca personal de Musk. Tras completar los 130 días, Musk anunció su regreso a las empresas privadas. No solicitó prórrogas ni más recursos, simplemente se fue sin rodeos. Esta decisión fue la más clara admisión: transformar el gobierno con métodos comerciales es mucho más difícil de lo que imaginaba.

2. La lucha del caballero sin cabeza: de mayo a noviembre, el declive

Tras la salida de Musk, el DOGE intentó demostrar que podía seguir existiendo. La Casa Blanca envió señales de que el “espíritu DOGE” se integraría en las operaciones diarias del gobierno, convirtiéndose en parte del “estilo de vida gubernamental”. Algunos ex empleados del DOGE fueron integrados en varias agencias federales para continuar impulsando recortes y reducción de costos. Ramas de Ramaswamy aún lideraban la organización en nombre, intentando mantener el impulso reformador.

Pero un DOGE sin Musk es como un cohete sin motor: solo puede mantener su inercia por un tiempo. Sin la estrella fundadora, la atención sobre la organización se redujo rápidamente. Sin canales directos con Trump, la influencia del DOGE en el gobierno se debilitó. Más importante aún, las limitaciones de la reforma se hicieron cada vez más evidentes: aquellos gastos que realmente requieren legislación del Congreso, el DOGE no puede tocarlos.

Durante este período, los logros del DOGE se volvieron cada vez más difíciles de definir. Aunque algunas acciones de recorte continuaron, los datos de gasto siguieron aumentando. Comenzaron a reportarse más interrupciones en servicios. Las solicitudes de seguridad social se retrasaron, hubo vacíos regulatorios, y algunos puestos clave quedaron vacantes por exceso de recortes. Las críticas crecieron: bajo la excusa de optimizar la eficiencia, el DOGE estaba dañando la capacidad básica del gobierno. Los desafíos legales también aumentaron, cuestionando si muchas de sus acciones excedían sus competencias administrativas.

En noviembre, varias fuentes confiables comenzaron a informar que el DOGE ya se había disuelto silenciosamente. Reuters, TIME, CNN, Newsweek y otros medios usaron expresiones como “disuelto”, “cerrado en silencio”, “ya no existe” para describir su destino. Sin declaración formal de disolución ni conferencia de prensa, el DOGE desapareció de la vista pública. Su mandato original, que debía durar hasta julio de 2026, fue terminado anticipadamente, y muchas funciones fueron transferidas a la Oficina de Gestión de Personal u otras agencias rutinarias.

Este silencioso final quizás dice más que cualquier fracaso. Ni siquiera hubo una despedida digna, porque aceptar el fracaso en sí mismo sería incómodo. El DOGE, que prometió cambiar el gobierno, pasó a ser solo un episodio breve que todos quieren olvidar cuanto antes.

3. La lógica subyacente de “menos empleados, no más ahorro”

1. La fortaleza legal de los gastos obligatorios

La diferencia fundamental entre las finanzas gubernamentales y las empresas es que más del 70% del gasto federal es de naturaleza obligatoria, establecido por ley, y crece automáticamente influenciado por demografía, ciclos económicos y tasas de interés, sin control de los recortes administrativos. Los datos de 2025 muestran claramente esta rigidez: los gastos en seguridad social y Medicare aumentaron unos 1680 millones, principalmente por envejecimiento y ajuste por inflación; los intereses de la deuda subieron 710 millones, y la deuda ya alcanzó entre 36 y 38.3 billones, con los intereses superando incluso el presupuesto de defensa, convirtiéndose en el mayor gasto individual del gobierno.

Estos gastos rígidos anulan todos los esfuerzos de ahorro del DOGE. Aunque recorten administrativos, los pagos de seguridad social deben seguir las fórmulas legales, las subvenciones de Medicare se basan en el número de asegurados, y los intereses de la deuda deben pagarse puntualmente para mantener la calificación crediticia. Como organismo administrativo, el DOGE no puede modificar unilateralmente los programas de bienestar autorizados por el Congreso, lo que significa que la reforma está limitada desde el principio a las “zonas periféricas”, sin poder tocar la “zona central” del gasto.

En un nivel más profundo, esta rigidez proviene de la Constitución y el marco legislativo. El gobierno no busca lucro, sino que cumple funciones de red de protección social. Cuando un anciano de 65 años solicita la seguridad social, el gobierno no puede negarse a pagar por “optimización de costos”. Esa es la diferencia esencial entre gobierno y empresa, y la razón fundamental por la que el pensamiento comercial choca aquí.

2. La “sustitución” entre gastos en diferentes departamentos

El DOGE logró algunos avances en áreas de gastos discrecionales. Cancelaron 5200 proyectos y contratos por cientos de millones en departamentos como Salud, Educación y Agencia de Desarrollo Internacional, ahorrando unos 370 millones. Pero estos ahorros fueron rápidamente absorbidos por el crecimiento en otros departamentos. El gasto en defensa aumentó por tensiones geopolíticas, la inversión en infraestructura creció por prioridades de Trump, y los efectos de desplazamiento en gastos obligatorios elevaron aún más el presupuesto total.

El resultado fue “reducción localizada, expansión global”. Es similar al fenómeno de “ahorro transferido” en fusiones empresariales: los costos ahorrados en un departamento aparecen en otro en forma de gasto adicional. Pero el gobierno carece de la flexibilidad de las empresas para reconfigurar recursos rápidamente. Los datos de 2025 muestran que los ahorros del DOGE representan solo el 0.3%-0.5% del gasto total, insuficientes para revertir la tendencia general. Los gastos obligatorios aumentaron 2210 millones, los discrecionales 800 millones, y los intereses 710 millones. Cuando ahorras decenas de millones en un bolsillo y sacas cientos en otros, la supuesta “eficiencia” se vuelve solo un juego numérico.

3. La inercia de costos en la operación institucional y las fricciones en la transformación

Los recortes de personal nunca son operaciones sin costo, y en el gobierno aún más. Implementar la reforma del DOGE generó gastos significativos: indemnizaciones, vacaciones pagadas, costos de recontratación tras despidos erróneos, sumando unos 1350 millones, mucho más que los ahorros declarados. Los costos ocultos incluyen pérdida de productividad y interrupciones en servicios.

Las instituciones gubernamentales dependen mucho de la memoria institucional y la red de personal. Cuando muchos empleados experimentados se van, las solicitudes de seguridad social se retrasan, hay vacíos regulatorios y la eficiencia en la ejecución de políticas disminuye. Aunque se invierte en IA y automatización, estas tecnologías aún no están maduras para reemplazar completamente el juicio humano. La gobernanza algorítmica puede ser eficiente, pero también trae problemas como filtraciones de datos y sesgos algorítmicos. En la transición de “dispositivos de servicio público” a “terminales impulsados por datos”, el gobierno pierde aspectos intangibles pero cruciales: legitimidad, cohesión social y confianza pública.

Un problema más tangible es que, tras los recortes, los empleados restantes enfrentan mayores horas extras, y los costos de subcontratación aumentan. El gobierno externaliza tareas internas a contratistas privados, a menudo a costos más altos. A largo plazo, la pérdida masiva de talento puede crear " brechas de conocimiento", afectando la continuidad de políticas y la acumulación de experiencia especializada.

Conclusión: ¿quién perdió? Reflexiones sobre el costo y los límites de la reforma

¿Quién es el principal perdedor en este choque entre idealismo y realidad? Quizá primero los reformadores idealistas, que subestimaron la complejidad del funcionamiento gubernamental y creyeron que la lógica empresarial podía trasladarse directamente al sector público. Los contribuyentes podrían beneficiarse a corto plazo de ahorros parciales, pero a largo plazo enfrentan recortes en servicios y disminución de calidad. Los beneficiarios de los servicios públicos, especialmente quienes dependen de la seguridad social y Medicare, podrían sufrir interrupciones y menor eficiencia.

Pero los verdaderos perdedores en un nivel más profundo son la sostenibilidad del sistema y la legitimidad democrática. Cuando el gobierno se trata como una empresa para “optimizar”, valores intangibles como equidad, estabilidad y cohesión social se pierden silenciosamente. Las encuestas muestran que el apoyo al DOGE ronda el 40%, reflejando una mezcla de reconocimiento por la eficiencia y preocupación por la interrupción de servicios.

Pero esta colisión no es en vano. Si el DOGE logra impulsar acciones en el Congreso sobre reformas de bienestar y control de la deuda, aún puede marcar un punto de inflexión en la historia. La clave está en entender que el gobierno no es una empresa, y que la eficiencia debe equilibrarse con la equidad, la sostenibilidad y los principios democráticos. Las empresas pueden sacrificar todo por beneficios, pero el gobierno debe mantener una última línea de protección para los más vulnerables. Esa es la lección más importante que el pensamiento empresarial debe aprender, y la profunda enseñanza que nos deja este intenso choque.

Este informe ha sido editado y compilado por WolfDAO. Para consultas, contáctenos para actualizaciones;

Redacción: Nikka / WolfDAO

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