Objetivamente, para Crypto/Web3, 2025 será definitivamente el año más transformador en los últimos 10 años.
Si los últimos diez años han sido un «crecimiento salvaje» de la industria de las criptomonedas en los márgenes de las finanzas tradicionales, entonces 2025 será el año en que esta especie complete oficialmente su «evolución hacia la legalización»:
Desde stablecoins hasta RWA, desde los cambios de política en Washington hasta la definición de reglas en Hong Kong y la Unión Europea, la lógica regulatoria global está experimentando una transferencia de paradigma de nivel épico.
1. Estados Unidos: Crypto recibe una reparación institucional
Durante un período bastante largo, la regulación de la industria de las criptomonedas en Estados Unidos se asemejaba más a una lucha de poder sin consenso.
Entre ellas, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) en la era de Gary Gensler representaba principalmente, con frecuentes acciones de aplicación de la ley para definir los límites legales de los activos criptográficos; acusaciones, investigaciones y disuasiones eran la norma. Este enfoque de «primero aplicar la ley, luego definirla» no solo sumió a muchos desarrolladores y emprendedores en un entorno de alta incertidumbre, sino que también mantuvo a toda la industria bajo una presión constante.
Sin embargo, con la llegada del nuevo gobierno en 2025, esta situación dio un giro radical. Washington dejó de intentar forzar a los activos criptográficos en el antiguo marco legal de valores, nacido en los años 30, y comenzó a reconocer públicamente su condición como «nuevos activos híbridos» diferentes de los valores, commodities y monedas tradicionales.
El momento culminante de este cambio fue la firma oficial de la Ley GENIUS en julio de 2025. Esta ley no solo estableció un marco regulatorio federal para las stablecoins, exigiendo que los emisores mantuvieran reservas de alta liquidez (como efectivo o bonos del Tesoro de EE. UU.), sino que también aclaró que los titulares de tokens tendrían prioridad en reclamaciones en caso de quiebra del emisor, lo que significa que la forma en cadena del dólar fue por primera vez incorporada en la visión del sistema nacional.
En sintonía con esto, en 2025 EE. UU. también estableció mediante decreto la «Reserva Nacional de Activos Digitales», incluyendo las bitcoins confiscadas como activos estratégicos. Este movimiento cambió radicalmente la posición de Bitcoin en la valoración de activos globales, elevándola de un «activo alternativo marginal» a una parte del juego estratégico nacional.
Por supuesto, este giro no fue casualidad. Con la llegada del nuevo presidente de la SEC, Paul Atkins, se anunció el fin de la era de la regulación «de aplicación de la ley» que había dominado el mercado durante mucho tiempo. Las investigaciones y acusaciones contra proyectos como Coinbase (COIN.M), Ripple, Ondo Finance, entre otros, fueron retiradas o rebajadas, y Crypto volvió a la mesa de discusión política desde el foco de la aplicación.
Al mismo tiempo, el nuevo equipo gubernamental mostró una alineación sin precedentes con el capital tecnológico y cripto: desde el Secretario del Tesoro Scott Bessent, el Secretario de Comercio Howard Lutnick, hasta la Directora de Inteligencia Tulsi Gabbard, un grupo de decisores que apoyan explícitamente la IA, Web3 y las nuevas tecnologías financieras entró en el centro del poder. Los activos criptográficos dejaron de ser una «rareza» en el sistema político.
Curiosamente, el 2 de diciembre, el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC), Paul Atkins, anunció en un discurso en la Bolsa de Nueva York el fin de la era de «regulación de aplicación» que duró varios años en la industria de las criptomonedas, y afirmó que la SEC iniciará en enero de 2026 una nueva era de cumplimiento.
Esta política, conocida como «exención de innovación», también marcó un cambio en la postura regulatoria estadounidense, pasando de una persecución pasiva de casos específicos a la creación de un «sandbox de cumplimiento» con criterios claros de entrada. Según el plan «Project Crypto» divulgado en noviembre, los protocolos DeFi y las DAO que cumplan con los requisitos podrán acceder a un período de 12 a 24 meses de margen de cumplimiento, durante el cual no será necesario registrar complejamente con la S-1, sino que bastará con presentar información simplificada para operar.
Este mecanismo resuelve de raíz el ciclo vicioso que ha atorado a la industria: las startups no podían afrontar los altos costos de cumplimiento, pero al no estar registradas enfrentaban acusaciones. Además, la nueva clasificación de activos segmenta los activos digitales en commodities, funcionales, coleccionables y valores tokenizados, ofreciendo una vía legal clara para los activos que puedan demostrar «descentralización suficiente».
En resumen, la señal de regulación en EE. UU. en 2025 es clara: Crypto ya no es un riesgo sistémico que deba ser reprimido, sino un elemento regulable y guiable dentro del sistema.
2. Unión Europea, China Hong Kong, Japón: la construcción de un orden multipolar
Mientras EE. UU. completaba su reversión política, otros principales actores económicos no optaron por una regulación laxa, sino que trazaron tres caminos regulatorios con estilos muy diferentes, pero igualmente orientados a integrar.
UE
Primero, la Unión Europea, que en 2025 vivió su primer año completo tras la implementación total del Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA) en la mitad de 2024. Como es sabido, el objetivo principal de MiCA no es incentivar la innovación, sino lograr estabilidad financiera y control transfronterizo mediante reglas unificadas. Por ejemplo, con el sistema de «pasaportes» para licencias, los proveedores de servicios criptográficos regulados pueden operar libremente en los 27 países miembros, pero a costa de elevar significativamente los requisitos de cumplimiento.
En este contexto, en 2025, para cumplir con los estrictos requisitos de transparencia, supervisión penetrante y capitalización elevada de MiCA, muchas pequeñas y medianas empresas de servicios criptográficos (VASP) se vieron obligadas a abandonar el mercado europeo por no poder afrontar los costos de cumplimiento. Incluso algunos DEX líderes suspendieron temporalmente sus funciones de trading en Europa por no poder cumplir con ciertos requisitos de verificación de identidad.
En cuanto a las stablecoins, la UE mostró un fuerte «proteccionismo monetario», imponiendo límites diarios de transacción y requisitos de reservas estrictos para stablecoins no denominadas en euros, creando una barrera en el retail europeo y forzando la migración de liquidez hacia stablecoins en euros, como EuROC.
Hong Kong
A diferencia de la postura defensiva de la UE, Hong Kong en 2025 mostró una postura muy ofensiva. Con la entrada en vigor en agosto de 2025 de la «Ley de Stablecoins» de Hong Kong, las stablecoins vinculadas a moneda fiat fueron formalmente integradas en el sistema de licencias, marcando la transformación de Hong Kong de un centro de comercio minorista a un centro de liquidación de activos institucionales globales.
La estrategia de Hong Kong es clara: ya no solo es un mercado de compra y venta de criptomonedas, sino un puente institucional en Asia que conecta capital chino, internacional y finanzas en cadena. Por ello, en 2025 impulsó masivamente la tokenización de RWA, buscando introducir en la visión global activos tradicionales como bonos del Estado y financiamiento comercial mediante liquidaciones en cadena.
Más aún, la función de Hong Kong en Web3 difiere de la de China continental. Según un informe reciente de Caixin, la relación entre la Zona de Libre Comercio de Hainan y Hong Kong es complementaria: Hainan, como centro de comercio interno y externo, se enfoca en comercio físico y flujo de datos; mientras que Hong Kong, como laboratorio financiero, realiza pruebas de reservas estratégicas en Bitcoin y pagos transfronterizos con stablecoins.
Este modelo «de tienda a fábrica» hace que en 2025, y en 2026, Hong Kong sea el único nodo en el mundo capaz de acceder tanto a activos tradicionales chinos como a la liquidez nativa de Web3, sin fisuras.
Japón
En comparación, la regulación japonesa ha sido más contenida. Durante mucho tiempo, gestionó las actividades de intercambio, custodia y mediación con regulaciones específicas, y tras 2018, con una regulación extremadamente estricta y un impuesto del 55%, fue vista por los desarrolladores como un desierto cripto.
Pero recientemente, el esquema de reforma fiscal para el año fiscal 2026 en Japón propuso que los activos criptográficos se consideren progresivamente «instrumentos financieros que contribuyen a la formación de patrimonio nacional». Se discute aplicar un impuesto separado a ganancias de trading en spot, derivados y ETFs, con una posible reducción de la tasa del 55% al 20%, similar a las acciones, además de permitir la compensación de pérdidas durante hasta 3 años.
Esto podría activar directamente el enorme mercado minorista y institucional japonés. Sumado a que Japón ha levantado la prohibición de ETFs de Bitcoin en spot y ha otorgado las primeras licencias para stablecoins a gigantes como Circle y SBI, Japón intenta aprovechar su sistema de cumplimiento maduro para recuperar su liderazgo en la narrativa financiera cripto en Asia.
3. Tras la «integración»: la reconfiguración de las stablecoins y la nueva orientación de Web3
A nivel global, la tendencia regulatoria en 2025 es clara: «integración».
Las autoridades regulatorias han comprendido profundamente que la fuerza descentralizadora de la tecnología cripto no puede ser eliminada por completo. Por ello, la estrategia más efectiva es descomponer, absorber y finalmente incorporar su lógica en el sistema financiero mundial existente.
Este proceso de integración no niega el valor de Crypto; al contrario, implica que los reguladores aceptan que la tecnología criptográfica es eficiente, irreversible y valiosa, siempre que quede dentro de un marco institucional comprensible, auditable y responsable.
Por ello, esta ronda de regulación trae efectos duales sin precedentes. Por un lado, una rápida reentrada de liquidez y confianza, ya que la regulación da seguridad a los grandes fondos y a las instituciones para participar; por otro, una profunda reflexión sobre el espíritu original de Web3: cuando las reglas son la base, ¿cuánto queda de la descentralización?
En esta transferencia de paradigma, las stablecoins son el primer y más representativo punto de presión.
La razón es sencilla. Como infraestructura que conecta Crypto y TradFi en su mayor profundidad y alcance, las stablecoins están en el centro de la atención regulatoria. Conectan moneda fiat, influyen en pagos, participan en liquidaciones y están profundamente integradas en DeFi y sistemas de liquidez en cadena.
Por ello, en 2025, las stablecoins entraron en una fase de reestructuración épica.
En julio, el presidente de EE. UU., Donald Trump, firmó oficialmente la Ley GENIUS, marcando la entrada definitiva de la legislación sobre stablecoins; en agosto, la Ley de Stablecoins de Hong Kong entró en vigor, siendo el primer marco regulatorio regional en el mundo; simultáneamente, Japón, Corea del Sur y otros grandes actores aceleran la regulación, permitiendo que entidades reguladas emitan stablecoins.
En definitiva, la pista de las stablecoins entra en una verdadera «ventana de regulación» — pasando de ser herramientas de liquidez en la sombra a convertirse en infraestructura financiera regulada y experimental (ver también «El monstruo gris vs. los jugadores de la lista blanca, una visión del momento de bifurcación que trae la regulación de stablecoins»).
En este proceso, la industria inevitablemente se dividirá. Por un lado, las stablecoins que entran en el sistema de lista blanca, asumiendo funciones de pago y liquidación; por otro, las stablecoins nativas de la cadena, que siguen sirviendo a finanzas en cadena, enfatizando resistencia a la censura y autogestión. No serán simplemente competencia mortal, sino que atenderán a diferentes escenarios y públicos.
El cambio real es que las stablecoins ahora deben responder a una pregunta: ¿qué parte del sistema financiero quieres ser?
Y esa será también la cuestión que otros sectores de Crypto/Web3 en 2026 deberán afrontar.
Conclusión
2025 será sin duda un año de cambio claro.
La regulación ya no será una presencia difusa, conflictiva o pasiva, sino que comenzará a moldear sistemáticamente la estructura, los límites y las trayectorias de desarrollo de la industria cripto. Desde EE. UU. hasta la UE, desde Hong Kong hasta Japón, las reglas están siendo incorporadas en el sistema de Crypto a una velocidad sin precedentes.
Pero también debemos ser conscientes:
La conformidad no es un fin, sino un medio.
En esta reestructuración global, distinguir qué es solo ruido que será barrido por la marea del tiempo, y qué son los cimientos verdaderos del futuro, será una lección imprescindible para cada participante de Web3.
La regulación ya no es el «enemigo» de la industria cripto, sino la llave que abre la puerta a un mercado de billones de dólares.
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Mapa global de regulación de criptomonedas 2025: El comienzo de la era de integración, un año de "fusión" entre Crypto y TradFi
Autor: imToken
Objetivamente, para Crypto/Web3, 2025 será definitivamente el año más transformador en los últimos 10 años.
Si los últimos diez años han sido un «crecimiento salvaje» de la industria de las criptomonedas en los márgenes de las finanzas tradicionales, entonces 2025 será el año en que esta especie complete oficialmente su «evolución hacia la legalización»:
Desde stablecoins hasta RWA, desde los cambios de política en Washington hasta la definición de reglas en Hong Kong y la Unión Europea, la lógica regulatoria global está experimentando una transferencia de paradigma de nivel épico.
1. Estados Unidos: Crypto recibe una reparación institucional
Durante un período bastante largo, la regulación de la industria de las criptomonedas en Estados Unidos se asemejaba más a una lucha de poder sin consenso.
Entre ellas, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) en la era de Gary Gensler representaba principalmente, con frecuentes acciones de aplicación de la ley para definir los límites legales de los activos criptográficos; acusaciones, investigaciones y disuasiones eran la norma. Este enfoque de «primero aplicar la ley, luego definirla» no solo sumió a muchos desarrolladores y emprendedores en un entorno de alta incertidumbre, sino que también mantuvo a toda la industria bajo una presión constante.
Sin embargo, con la llegada del nuevo gobierno en 2025, esta situación dio un giro radical. Washington dejó de intentar forzar a los activos criptográficos en el antiguo marco legal de valores, nacido en los años 30, y comenzó a reconocer públicamente su condición como «nuevos activos híbridos» diferentes de los valores, commodities y monedas tradicionales.
El momento culminante de este cambio fue la firma oficial de la Ley GENIUS en julio de 2025. Esta ley no solo estableció un marco regulatorio federal para las stablecoins, exigiendo que los emisores mantuvieran reservas de alta liquidez (como efectivo o bonos del Tesoro de EE. UU.), sino que también aclaró que los titulares de tokens tendrían prioridad en reclamaciones en caso de quiebra del emisor, lo que significa que la forma en cadena del dólar fue por primera vez incorporada en la visión del sistema nacional.
En sintonía con esto, en 2025 EE. UU. también estableció mediante decreto la «Reserva Nacional de Activos Digitales», incluyendo las bitcoins confiscadas como activos estratégicos. Este movimiento cambió radicalmente la posición de Bitcoin en la valoración de activos globales, elevándola de un «activo alternativo marginal» a una parte del juego estratégico nacional.
Por supuesto, este giro no fue casualidad. Con la llegada del nuevo presidente de la SEC, Paul Atkins, se anunció el fin de la era de la regulación «de aplicación de la ley» que había dominado el mercado durante mucho tiempo. Las investigaciones y acusaciones contra proyectos como Coinbase (COIN.M), Ripple, Ondo Finance, entre otros, fueron retiradas o rebajadas, y Crypto volvió a la mesa de discusión política desde el foco de la aplicación.
Al mismo tiempo, el nuevo equipo gubernamental mostró una alineación sin precedentes con el capital tecnológico y cripto: desde el Secretario del Tesoro Scott Bessent, el Secretario de Comercio Howard Lutnick, hasta la Directora de Inteligencia Tulsi Gabbard, un grupo de decisores que apoyan explícitamente la IA, Web3 y las nuevas tecnologías financieras entró en el centro del poder. Los activos criptográficos dejaron de ser una «rareza» en el sistema político.
Curiosamente, el 2 de diciembre, el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC), Paul Atkins, anunció en un discurso en la Bolsa de Nueva York el fin de la era de «regulación de aplicación» que duró varios años en la industria de las criptomonedas, y afirmó que la SEC iniciará en enero de 2026 una nueva era de cumplimiento.
Esta política, conocida como «exención de innovación», también marcó un cambio en la postura regulatoria estadounidense, pasando de una persecución pasiva de casos específicos a la creación de un «sandbox de cumplimiento» con criterios claros de entrada. Según el plan «Project Crypto» divulgado en noviembre, los protocolos DeFi y las DAO que cumplan con los requisitos podrán acceder a un período de 12 a 24 meses de margen de cumplimiento, durante el cual no será necesario registrar complejamente con la S-1, sino que bastará con presentar información simplificada para operar.
Este mecanismo resuelve de raíz el ciclo vicioso que ha atorado a la industria: las startups no podían afrontar los altos costos de cumplimiento, pero al no estar registradas enfrentaban acusaciones. Además, la nueva clasificación de activos segmenta los activos digitales en commodities, funcionales, coleccionables y valores tokenizados, ofreciendo una vía legal clara para los activos que puedan demostrar «descentralización suficiente».
En resumen, la señal de regulación en EE. UU. en 2025 es clara: Crypto ya no es un riesgo sistémico que deba ser reprimido, sino un elemento regulable y guiable dentro del sistema.
2. Unión Europea, China Hong Kong, Japón: la construcción de un orden multipolar
Mientras EE. UU. completaba su reversión política, otros principales actores económicos no optaron por una regulación laxa, sino que trazaron tres caminos regulatorios con estilos muy diferentes, pero igualmente orientados a integrar.
UE
Primero, la Unión Europea, que en 2025 vivió su primer año completo tras la implementación total del Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA) en la mitad de 2024. Como es sabido, el objetivo principal de MiCA no es incentivar la innovación, sino lograr estabilidad financiera y control transfronterizo mediante reglas unificadas. Por ejemplo, con el sistema de «pasaportes» para licencias, los proveedores de servicios criptográficos regulados pueden operar libremente en los 27 países miembros, pero a costa de elevar significativamente los requisitos de cumplimiento.
En este contexto, en 2025, para cumplir con los estrictos requisitos de transparencia, supervisión penetrante y capitalización elevada de MiCA, muchas pequeñas y medianas empresas de servicios criptográficos (VASP) se vieron obligadas a abandonar el mercado europeo por no poder afrontar los costos de cumplimiento. Incluso algunos DEX líderes suspendieron temporalmente sus funciones de trading en Europa por no poder cumplir con ciertos requisitos de verificación de identidad.
En cuanto a las stablecoins, la UE mostró un fuerte «proteccionismo monetario», imponiendo límites diarios de transacción y requisitos de reservas estrictos para stablecoins no denominadas en euros, creando una barrera en el retail europeo y forzando la migración de liquidez hacia stablecoins en euros, como EuROC.
Hong Kong
A diferencia de la postura defensiva de la UE, Hong Kong en 2025 mostró una postura muy ofensiva. Con la entrada en vigor en agosto de 2025 de la «Ley de Stablecoins» de Hong Kong, las stablecoins vinculadas a moneda fiat fueron formalmente integradas en el sistema de licencias, marcando la transformación de Hong Kong de un centro de comercio minorista a un centro de liquidación de activos institucionales globales.
La estrategia de Hong Kong es clara: ya no solo es un mercado de compra y venta de criptomonedas, sino un puente institucional en Asia que conecta capital chino, internacional y finanzas en cadena. Por ello, en 2025 impulsó masivamente la tokenización de RWA, buscando introducir en la visión global activos tradicionales como bonos del Estado y financiamiento comercial mediante liquidaciones en cadena.
Más aún, la función de Hong Kong en Web3 difiere de la de China continental. Según un informe reciente de Caixin, la relación entre la Zona de Libre Comercio de Hainan y Hong Kong es complementaria: Hainan, como centro de comercio interno y externo, se enfoca en comercio físico y flujo de datos; mientras que Hong Kong, como laboratorio financiero, realiza pruebas de reservas estratégicas en Bitcoin y pagos transfronterizos con stablecoins.
Este modelo «de tienda a fábrica» hace que en 2025, y en 2026, Hong Kong sea el único nodo en el mundo capaz de acceder tanto a activos tradicionales chinos como a la liquidez nativa de Web3, sin fisuras.
Japón
En comparación, la regulación japonesa ha sido más contenida. Durante mucho tiempo, gestionó las actividades de intercambio, custodia y mediación con regulaciones específicas, y tras 2018, con una regulación extremadamente estricta y un impuesto del 55%, fue vista por los desarrolladores como un desierto cripto.
Pero recientemente, el esquema de reforma fiscal para el año fiscal 2026 en Japón propuso que los activos criptográficos se consideren progresivamente «instrumentos financieros que contribuyen a la formación de patrimonio nacional». Se discute aplicar un impuesto separado a ganancias de trading en spot, derivados y ETFs, con una posible reducción de la tasa del 55% al 20%, similar a las acciones, además de permitir la compensación de pérdidas durante hasta 3 años.
Esto podría activar directamente el enorme mercado minorista y institucional japonés. Sumado a que Japón ha levantado la prohibición de ETFs de Bitcoin en spot y ha otorgado las primeras licencias para stablecoins a gigantes como Circle y SBI, Japón intenta aprovechar su sistema de cumplimiento maduro para recuperar su liderazgo en la narrativa financiera cripto en Asia.
3. Tras la «integración»: la reconfiguración de las stablecoins y la nueva orientación de Web3
A nivel global, la tendencia regulatoria en 2025 es clara: «integración».
Las autoridades regulatorias han comprendido profundamente que la fuerza descentralizadora de la tecnología cripto no puede ser eliminada por completo. Por ello, la estrategia más efectiva es descomponer, absorber y finalmente incorporar su lógica en el sistema financiero mundial existente.
Este proceso de integración no niega el valor de Crypto; al contrario, implica que los reguladores aceptan que la tecnología criptográfica es eficiente, irreversible y valiosa, siempre que quede dentro de un marco institucional comprensible, auditable y responsable.
Por ello, esta ronda de regulación trae efectos duales sin precedentes. Por un lado, una rápida reentrada de liquidez y confianza, ya que la regulación da seguridad a los grandes fondos y a las instituciones para participar; por otro, una profunda reflexión sobre el espíritu original de Web3: cuando las reglas son la base, ¿cuánto queda de la descentralización?
En esta transferencia de paradigma, las stablecoins son el primer y más representativo punto de presión.
La razón es sencilla. Como infraestructura que conecta Crypto y TradFi en su mayor profundidad y alcance, las stablecoins están en el centro de la atención regulatoria. Conectan moneda fiat, influyen en pagos, participan en liquidaciones y están profundamente integradas en DeFi y sistemas de liquidez en cadena.
Por ello, en 2025, las stablecoins entraron en una fase de reestructuración épica.
En julio, el presidente de EE. UU., Donald Trump, firmó oficialmente la Ley GENIUS, marcando la entrada definitiva de la legislación sobre stablecoins; en agosto, la Ley de Stablecoins de Hong Kong entró en vigor, siendo el primer marco regulatorio regional en el mundo; simultáneamente, Japón, Corea del Sur y otros grandes actores aceleran la regulación, permitiendo que entidades reguladas emitan stablecoins.
En definitiva, la pista de las stablecoins entra en una verdadera «ventana de regulación» — pasando de ser herramientas de liquidez en la sombra a convertirse en infraestructura financiera regulada y experimental (ver también «El monstruo gris vs. los jugadores de la lista blanca, una visión del momento de bifurcación que trae la regulación de stablecoins»).
En este proceso, la industria inevitablemente se dividirá. Por un lado, las stablecoins que entran en el sistema de lista blanca, asumiendo funciones de pago y liquidación; por otro, las stablecoins nativas de la cadena, que siguen sirviendo a finanzas en cadena, enfatizando resistencia a la censura y autogestión. No serán simplemente competencia mortal, sino que atenderán a diferentes escenarios y públicos.
El cambio real es que las stablecoins ahora deben responder a una pregunta: ¿qué parte del sistema financiero quieres ser?
Y esa será también la cuestión que otros sectores de Crypto/Web3 en 2026 deberán afrontar.
Conclusión
2025 será sin duda un año de cambio claro.
La regulación ya no será una presencia difusa, conflictiva o pasiva, sino que comenzará a moldear sistemáticamente la estructura, los límites y las trayectorias de desarrollo de la industria cripto. Desde EE. UU. hasta la UE, desde Hong Kong hasta Japón, las reglas están siendo incorporadas en el sistema de Crypto a una velocidad sin precedentes.
Pero también debemos ser conscientes:
La conformidad no es un fin, sino un medio.
En esta reestructuración global, distinguir qué es solo ruido que será barrido por la marea del tiempo, y qué son los cimientos verdaderos del futuro, será una lección imprescindible para cada participante de Web3.
La regulación ya no es el «enemigo» de la industria cripto, sino la llave que abre la puerta a un mercado de billones de dólares.